Opinión

Puerto y ciudad

Vigo es una ciudad con un puerto o quizá sea lo contrario, un gran puerto que creó una ciudad. No queda claro y los arqueólogos e historiadores no acaban de ponerse de acuerdo.  Los últimos estudios señalan que con la dominación romana se desarrollaron dos poblaciones en el mismo ámbito, por un lado en torno al Castro, y por otro en lo que hoy es O Berbés, donde estaría el puerto de Burbida. Que la bandera de Vigo sea la del Puerto dice bastante sobre esta relación tan estrecha que se puede sintetizar en que la ciudad y el puerto son las dos partes que conforman Vigo. 
La relación actual es aún más compleja: al contrario que otras terminales -como Algeciras- el puerto vigués está vinculado de forma directa con sus industrias. Sin los muelles, no habrá fábricas o éstas tendrían que utilizar otras puertas de entrada y salida. Algunas empresas ya lo hacen, como se puede comprobar con las 50.000 toneladas de congelado que se han desviado por Leixoes, el puerto luso de Oporto, construido en la desembocadura de un río. Vigo sin muelles adecuados acabaría perdiendo cada vez más fuelle y decayendo de forma inevitable. Como es lógico, las terminales se construyen siguiendo informes que justifican su necesidad y todas las normas ambientales y las directrices europeas y españolas, cada vez más estrictas. Pero al final la decisión es la misma: ¿queremos que Vigo tenga un puerto o no? Si la respuesta es positiva, hay que hacer algunos sacrificios, y si no, no hay más que quedarse en la puerta y ver cómo la nave se hunde. Sin el relleno de Bouzas, tan criticado, PSA ya no estaría en Balaídos. 

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