galicia

Pueblos entre Galicia y Castilla: cómo vivir en tierra de nadie

El río Bibei, a su paso por la localidad de Porto, convertido en una piscina.
photo_camera El río Bibei, a su paso por la localidad de Porto, convertido en una piscina.

Alcaldes ourensanos, leoneses y zamoranos critican la falta de inversiones en sus concellos, elemento catalizador de las quejas vecinales de las localidades a caballo entre dos comunidades

Los límites que separan las autonomías gallega y castellano-leonesa no calaron en buena parte de la sociedad. Con una lengua, el gallego, y unas tradiciones que, en muchos casos, son comunes, un sector de la población de ambos lados asegura tener más vínculos con la comunidad autónoma vecina que con la suya. Cuando este caldo de cultivo se condimenta con la escasez de inversiones y la sensación de abandono, comienzan a surgir los conflictos, permitiendo que el alcalde socialista de Petín y diputado provincial, Miguel Bautista Carballo, afirmase ayer: "En verdade, cada día estamos máis lonxe de Ourense. A nós, nos perxudica. Son dos que digo que nós non contamos para nada a Ourense". El regidor insistió en que "vas a Ourense porque mandan ir. Polo carné de identidade vas a Ponferrada ou a Monforte".
El "referéndum" que una plataforma organizó en el Ayuntamiento zamorano de Porto para reivindicar el arreglo de la carretera ZA-102 -que lo comunica con la autovía A-52, a través de Vilavella (A Mezquita)-. También cuestionaron la salida del Parque Natural del Lago de Sanabria, a causa de la falta de inversiones en el municipio. "Estamos incomunicados e olvidados de Castilla y León", comentó, Miguel Tomás Bruña, miembro de la Plataforma 102.
La consulta de porto destapó un problema que hace más de una década sacó la luz el pueblo vianés de Pradorramisquedo, cuando aprobó entrar en Zamora si invertía en la aldea. No son los únicos en realizar estas reivindicaciones, periódicamente surgen planteamientos similares en los ayuntamientos leoneses del Bierzo o La Cabrera, pero también en Valdeorras.
Detrás de las quejas se esconde una falta de inversiones, que fomenta su lejanía de los lugares donde se toman las decisiones, llaménse diputaciones o ejecutivos autonómicos.
"Ya lo tengo dicho. La Junta de Castilla y León se portó muy mal con nosotros y estaríamos dispuestos a integrarnos administrativamente en Galicia. El 70 % de la gente está de acuerdo, pues estamos más cerca de O Barco de Valdeorras que de Ponferrada. La gente no lo ve mal, mientras los servicios sigan aquí". Quien realizó esta afirmación es Constantino Valle González, alcalde del Ayuntamiento berciano de Sobrado durante 38 años y siempre con mayorías absolutas. Eso sí, no tiene reparos e asegurar que se siente leonés. No castellano. "¿Qué pintamos nosotros con Burgos o Soria? Pasas el puerto del Manzanal y la cultura es diferente", explicó.
Los continuos retrasos en los plazos de la futura autovía A-76, que comunicará Ponferrada con Ourense o los interminables trámites que las empresas deben superar para abrir determinadas explotaciones, como las de minería, le llevaron a criticar muy duramente al ejecutivo castellano-leonés. "Funciona mucho mejor la Administración de la Xunta. Aquí es todo amiguismo", sentenció.
El Bierzo y Valdeorras fueron provincia gallega en el primer cuarto del siglo XIX. Entre sus similitudes está el empleo de la lengua gallega. Colectivos bercianos como Fala Ceibe defienden su empleo en la vecina comarca leonesa, llegando incluso al extremo de censurar públicamente el "trato discriminatorio" que recibe del Consejo Comarcal del Bierzo con la lengua gallega.

Te puede interesar