Economía

Presupuestos para soñar, sin bases reales

Pedro Sánchez se dirige a los diputados en el Congreso.
photo_camera Pedro Sánchez se dirige a los diputados en el Congreso.
España parece que va a tener –al fin– nuevos Presupuestos en 2021, aunque son poco creíbles. Con premisas falsas no pueden obtenerse conclusiones veraces. 

Es verdad que la economía española acaba de lograr un rebote récord, al recuperar casi el 60% de lo perdido en los primeros seis meses, pero no lo es menos que sigue alejada del nivel previo a la crisis sanitaria. Veámoslo con datos porcentuales. El PIB de España registró una variación trimestral del 16,7% en el tercer trimestre y batió expectativas, con lo cual la variación interanual del PIB mejora y se sitúa en el -8,7%, frente al -21,5% del trimestre precedente. Para entendernos mejor, antes del primer descalabro, el PIB estaba en positivo, en el 1,7%, y ahora quedó en el -8,7%, todavía en una zona de acusada recesión. En la recesión anterior –años 2012 y 2013–, el PIB había caído hasta el -3,1%, lo cual puede dar idea del alcance de la crisis actual.
¿Por qué si hubo esta recuperación no es creíble la previsión del Gobierno? Una, porque el punto de partida sigue siendo negativo, con expectativas pobres tanto en España como en la UE –su principal mercado–, debido a los nuevos problemas sanitarios. Y dos, porque el Gobierno no solo se abona a un crecimiento del PIB real superior al 9% en 2021, sino que además le asocia un aumento de la recaudación superior a la de 2019, año en el que no hubo grandes problemas y un crecimiento positivo del PIB.

Aunque fuesen ciertas las previsiones del Gobierno en cuanto a crecimiento no serían creíbles sus estimaciones de recaudación consignadas en el proyecto de Presupuestos para 2021. La razón es sencilla, a la luz de sus propios datos en el libro amarillo: carece de sentido proyectar unos ingresos de 10.000 millones de euros más con menos crecimiento económico.
Cuesta creer que los ministros que han aprobado este cuadro fiscal se lo hayan leído a fondo, ya que si lo hicieron habrían perdido el sentido común. ¿Quién se puede creer que en 2021 sea posible recaudar casi 8.000 millones más que en 2019 por IRPF, sin una reforma fiscal a fondo y con un menor PIB? Pues cosas así están escritas en el libro amarillo de los presupuestos.
Hay otras cosas que si bien podrían ser verosímiles tendrían poco sentido. Una es la partida de inversiones reales, raquítica, en una cuenta global de gastos de 550.484 millones.
Si bien la clase política y los medios de comunicación prestan mucha atención a los presupuestos y poca o ninguna a su liquidación –algo inexplicable–, lo cierto es que lo único importante es su saldo final. Dado el poco rigor con que se trabaja en las cúpulas de las administraciones públicas españolas, en los presupuestos cabe todo lo que se quiera y más, de modo que después los gobernantes pueden hacer prácticamente lo que quieren. Un buen ejemplo, aunque sea anecdótico, es el saneamiento de la ría de O Burgo en A Coruña, para el que todos los años se consignan partidas millonarias de las que no se ejecuta prácticamente nada. Con otros proyectos se hace exactamente igual.Todo ello resta a su vez valor a la gran polémica que suele montarse en cada comunidad autónoma con los llamados presupuestos territorializados; sin ir más lejos en Galicia, donde se sabe que van a reducirse, debido a las menores inversiones en la construcción del AVE. Lo sustantivo está en el presupuesto liquidado. @J_L_Gomez

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