n n n El alcalde de Soutomaior, el popular Agustín Reguera, celebra las bodas de plata en la Alcaldía en uno de los momentos que califica como "el mayor reto al que nos hemos enfrentado" con la alerta sanitaria originada por la pandemia del coronavirus. Pese a la excepcionalidad de esta situación, el regidor mira al futuro con optimismo en un municipio que crece todos los años en población y que cuenta con una pirámide de edad que le sitúa entre los más jóvenes de Galicia.
Hace 25 años fue elegido alcalde de Soutomaior, ¿qué se siente al seguir en el puesto?
Una gran satisfacción y responsabilidad, pero sobre todo agradecimiento hacia mis vecinos por seguir confiando en mí y en mis compañeros durante tanto tiempo.
¿Cómo era Soutomaior en 1995 y cómo ha cambiado?
El principal cambio es el crecimiento que vivió el municipio. En 1995 la población apenas superaba los 4.000 habitantes y hoy vamos camino de doblar esa cifra. Crecemos año tras año y hay jóvenes que garantizan su futuro.
¿Cuál ha sido el secreto para atraer más vecinos?
No hay un secreto, es la suma de muchas cosas. Un entorno natural privilegiado ayuda. Tener buenos servicios municipales, buenas comunicaciones por tren y carretera, el menor coste de la vivienda comparado con las ciudades, pero sobre todo la posibilidad de tener una vida saludable y tranquila.
¿Qué significó la inauguración del nuevo instituto?
Muchas cosas. Una gran alegría por lo que supone para el municipio en muchos ámbitos como medio para fijar nuestra población, pero también una promesa cumplida a todos los vecinos y el premio a muchos años de trabajo. Ese año también se cerró el antiguo colegio de Oliveira y se reformó el Padín Truiteiro para acoger a los alumnos de infantil. Fue sin duda el mayor paso para la educación del municipio en toda su historia.
Soutomaior logró deuda 0 y 8 años con las tasas municipales congeladas, ¿cómo lo lograron?
Pues haciendo lo mismo que todas las madres en sus casas. Llevando bien las cuentas, sin gastar más de lo que ingresas, invirtiendo en lo fundamental, evitando los gastos absurdos. Es la receta que todos aprendimos en casa y la única forma justa y responsable de gestionar cualquier organismo.
La crisis del coronavirus ¿obligará a aparcar proyectos?
Lógicamente modificará muchas cosas, y aunque todavía no sabemos que pasará, por ahora los proyectos importantes siguen su curso. Por ejemplo, la Xunta acaba de licitar la nueva depuradora para Arcade y está a punto de concluirse el proyecto para la ampliación del centro de salud.
¿Cómo está viviendo esta crisis sanitaria, económica y social originada por la pandemia?
Supongo que como todo el mundo, como un huracán. Nunca piensas que algo así puede pasar y, cuando lo ves, ya está encima de ti. Y eso que intentamos ser precavidos e incluso antes del estado de alarma ya habíamos suspendido fiestas como el certamen de la camelia y paralizado la celebración de la Ostra, pero nunca imaginas esto. De repente, pasas de organizar una fiesta a buscar material sanitario y gestionar bancos de alimentos.
¿Podría ser este uno de los mayores retos como alcalde?
Es el mayor reto al que nos hemos enfrentado, y cuando ostentas un cargo público aún más. Estoy convencido de que los municipios vamos a ser fundamentales para salir de esta situación. Hay muchas familias con graves problemas y los ayuntamientos somos la institución más cercana al ciudadano.
¿Qué le transmiten sus vecinos en estos momentos?
Algo que me llega al alma, agradecimiento. Son conscientes del gran esfuerzo que toda la sociedad está haciendo y eso da mucha fuerza para seguir trabajando duro.
¿Qué papel está teniendo Protección Civil?
Fundamental desde el primer día. Sin ellos hubiera sido imposible ser tan eficaz en todas las medidas que se llevaron a cabo, como el apoyo a los vecinos de más edad, el reparto de alimentos y medicinas o las celebraciones de cumpleaños infantiles, que fue algo que alegró mucho a las familias.
¿Cuáles son las prioridades? Los servicios sociales y de protección civil, que es a través de los que canalizamos gran parte de la ayuda. Además, también estamos intentando apoyar al pequeño comercio en su reapertura.
¿Hay algún proyecto para reactivar la hostelería?
La única manera de reactivarlo es que puedan abrir cuantos antes. Les quitamos las tasas y permitimos que amplíen las terrazas.
¿Y en el caso del marisqueo, en qué medida pueden intervenir?
El año pasado ya ayudamos con una subvención de 5.000 euros para la compra de semilla, y esa posibilidad todavía está ahí. Hay que ver cómo evoluciona la situación para ver con qué clase de medida se puede ser más efectivo.
¿Que otros proyectos de reactivación económica se plantean?
Una de las enseñanzas de esta crisis es que el comercio electrónico es una realidad para gran parte de la población. Por ello ya estamos trabajando en una plataforma digital para apoyar a los comerciantes.
Hace 25 años fue elegido alcalde de Soutomaior, ¿qué se siente al seguir en el puesto?
Una gran satisfacción y responsabilidad, pero sobre todo agradecimiento hacia mis vecinos por seguir confiando en mí y en mis compañeros durante tanto tiempo.
¿Cómo era Soutomaior en 1995 y cómo ha cambiado?
El principal cambio es el crecimiento que vivió el municipio. En 1995 la población apenas superaba los 4.000 habitantes y hoy vamos camino de doblar esa cifra. Crecemos año tras año y hay jóvenes que garantizan su futuro.
¿Cuál ha sido el secreto para atraer más vecinos?
No hay un secreto, es la suma de muchas cosas. Un entorno natural privilegiado ayuda. Tener buenos servicios municipales, buenas comunicaciones por tren y carretera, el menor coste de la vivienda comparado con las ciudades, pero sobre todo la posibilidad de tener una vida saludable y tranquila.
¿Qué significó la inauguración del nuevo instituto?
Muchas cosas. Una gran alegría por lo que supone para el municipio en muchos ámbitos como medio para fijar nuestra población, pero también una promesa cumplida a todos los vecinos y el premio a muchos años de trabajo. Ese año también se cerró el antiguo colegio de Oliveira y se reformó el Padín Truiteiro para acoger a los alumnos de infantil. Fue sin duda el mayor paso para la educación del municipio en toda su historia.
Soutomaior logró deuda 0 y 8 años con las tasas municipales congeladas, ¿cómo lo lograron?
Pues haciendo lo mismo que todas las madres en sus casas. Llevando bien las cuentas, sin gastar más de lo que ingresas, invirtiendo en lo fundamental, evitando los gastos absurdos. Es la receta que todos aprendimos en casa y la única forma justa y responsable de gestionar cualquier organismo.
La crisis del coronavirus ¿obligará a aparcar proyectos?
Lógicamente modificará muchas cosas, y aunque todavía no sabemos que pasará, por ahora los proyectos importantes siguen su curso. Por ejemplo, la Xunta acaba de licitar la nueva depuradora para Arcade y está a punto de concluirse el proyecto para la ampliación del centro de salud.
¿Cómo está viviendo esta crisis sanitaria, económica y social originada por la pandemia?
Supongo que como todo el mundo, como un huracán. Nunca piensas que algo así puede pasar y, cuando lo ves, ya está encima de ti. Y eso que intentamos ser precavidos e incluso antes del estado de alarma ya habíamos suspendido fiestas como el certamen de la camelia y paralizado la celebración de la Ostra, pero nunca imaginas esto. De repente, pasas de organizar una fiesta a buscar material sanitario y gestionar bancos de alimentos.
¿Podría ser este uno de los mayores retos como alcalde?
Es el mayor reto al que nos hemos enfrentado, y cuando ostentas un cargo público aún más. Estoy convencido de que los municipios vamos a ser fundamentales para salir de esta situación. Hay muchas familias con graves problemas y los ayuntamientos somos la institución más cercana al ciudadano.
¿Qué le transmiten sus vecinos en estos momentos?
Algo que me llega al alma, agradecimiento. Son conscientes del gran esfuerzo que toda la sociedad está haciendo y eso da mucha fuerza para seguir trabajando duro.
¿Qué papel está teniendo Protección Civil?
Fundamental desde el primer día. Sin ellos hubiera sido imposible ser tan eficaz en todas las medidas que se llevaron a cabo, como el apoyo a los vecinos de más edad, el reparto de alimentos y medicinas o las celebraciones de cumpleaños infantiles, que fue algo que alegró mucho a las familias.
¿Cuáles son las prioridades? Los servicios sociales y de protección civil, que es a través de los que canalizamos gran parte de la ayuda. Además, también estamos intentando apoyar al pequeño comercio en su reapertura.
¿Hay algún proyecto para reactivar la hostelería?
La única manera de reactivarlo es que puedan abrir cuantos antes. Les quitamos las tasas y permitimos que amplíen las terrazas.
¿Y en el caso del marisqueo, en qué medida pueden intervenir?
El año pasado ya ayudamos con una subvención de 5.000 euros para la compra de semilla, y esa posibilidad todavía está ahí. Hay que ver cómo evoluciona la situación para ver con qué clase de medida se puede ser más efectivo.
¿Que otros proyectos de reactivación económica se plantean?
Una de las enseñanzas de esta crisis es que el comercio electrónico es una realidad para gran parte de la población. Por ello ya estamos trabajando en una plataforma digital para apoyar a los comerciantes.
