Opinión

Plásticos y microplásticos

La «Fundación del Español Urgente» (Fundéu), eligió la voz microplástico como palabra del año 2018, a la cual le asignó la siguiente definición: «Los microplásticos son pequeños fragmentos de plástico (menores de cinco milímetros) que o bien se fabricaron ya con ese tamaño para ser empleados en productos de limpieza e higiene, o bien se han fragmentado de un plástico mayor (bolsas de la compra, envases de todo tipo…) durante su proceso de descomposición».

Pero… ¿Qué es el plástico? El plástico es un material muy maleable compuesto por macromoléculas orgánicas (es decir; que contienen principalmente carbono, aunque también hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y otros elementos químicos propios de los seres vivos) sintéticas o semisintéticas. Gracias a su elevada maleabilidad, los plásticos son muy útiles y se usan desde hace poco más de un siglo en la elaboración de infinidad de productos comerciales  e industriales. 

Sin embargo; dependiendo de su estructura química y de las condiciones ambientales, las macromoléculas que constituyen los plásticos tardan entre cincuenta y mil años en degradarse por completo; lo cual está generando un grave problema de contaminación en todo el planeta Tierra debido a la diversificación y al incremento exponencial en las últimas décadas de los artículos de consumo, y a la utilización de plásticos para su producción y conservación.

El problema que tenemos ante nuestros ojos es grave no solo porque desde el punto de vista estético la contaminación provocada por los plásticos destruye la belleza —marchitando, con ella, la alegría de vivir—, sino también porque parte de los componentes que los integran terminan en el interior de nuestro organismo —y en el de los demás seres vivos—, generando patologías de toda índole: hormonales, inmunológicas, tumorales, etcétera.

Este peligro medioambiental y sanitario no se solventará mediante las leyes-paripé que se han dictado en numerosos países, incluido el Reino de España («Real Decreto 293/2018, de 18 de mayo, sobre reducción del consumo de bolsas de plástico y por el que se crea el Registro de Productores»). Y es que las bolsas representan tan solo una parte de la producción mundial de plásticos; y además, la solución definitiva no estriba en la «reducción del consumo» como creen los redactores del RD 293/2018, sino en la cesación total de su producción con materiales no biodegradables.

No obstante; tenemos que ser realistas y asumir que ya no es posible prescindir de los servicios que nos prestan los plásticos en nuestros quehaceres diarios. Por consiguiente, es preciso retornar a los orígenes, cuando los hermanos Isaías y John Wesley Hyatt sintetizaron el primer material plástico de la historia —el celuloide—, estimulados por la convocatoria de una empresa de juegos de salón para crear un elemento alternativo al marfil con el que se fabricaban las bolas de billar.

En la actualidad se hace necesario convocar un nuevo concurso público, auspiciado y financiado por las más relevantes instituciones y organizaciones supranacionales, para investigar con seriedad, constancia y rigor nuevos materiales que poseyendo similares características a los múltiples tipos de plásticos (no solo los que conforman las bolsas) que producen las empresas, sobre todo de la industria alimentaria y de consumo, puedan desempeñar idénticas funciones pero que se desintegren en su totalidad en un corto período de tiempo.

Asimismo, resulta insoslayable implementar un profundo cambio cultural en los ciudadanos y en los comerciantes y empresarios, al objeto de concienciarlos de la imperiosa necesidad de no usar ni fabricar artículos que contengan de forma innecesaria materias plásticas (por ejemplo: bastoncillos higiénicos, vajillas, fundas para que no goteen los paraguas, etiquetas de la ropa, bolsas del pan, táperes de comida rápida, etcétera [invito a los lectores a identificar otros]). Y también para que los reciclemos en todo momento y lugar, sin considerar en absoluto su tamaño; por muy pequeño que nos parezca.

No debe cabernos ninguna duda de que el ingenio humano, si se lo propone y se le suministran los medios indispensables, será capaz de superar este reto que amenaza por igual la supervivencia y la pervivencia de los tres reinos de la naturaleza: el animal, el vegetal y el mineral.

Como conclusión; jamás olvidemos ni pasemos por alto que el plástico es un material escasamente biodegradable, pero extraordinariamente biodesagradable.

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