n n n El impacto del brote de COVID-19 en Galicia se ha dejado sentir en muchos estratos de la sociedad gallega, desde hospitales y residencias sociosanitarias que han lidiado en primera persona con sus estragos hasta la práctica paralización de cualquier asunto no relacionado con la lucha contra el coronavirus. De este modo, la convocatoria de empleo público de la Consellería de Educación, Universidades y Formación Profesional para este año 2020 ha quedado en un limbo que, conforme se acerca la fecha fijada para el inicio del proceso selectivo, ha ido despertando más y más críticas por parte de unos opositores que reclaman certidumbre sobre cuándo podrán examinarse.
Meses atrás, la Xunta confirmó que Educación este año ofertaría más de 2.300 plazas, divididas en 97 categorías, la mayor convocatoria desde que se transfirieron las competencias en esta materia, al contar también con 1.300 adicionales para catedráticos. Sin embargo, las medidas de excepción tomadas con motivo de la declaración del estado de alarma han provocado que el resto de comunidades autónomas hayan optado por aplazar sus convocatorias de empleo público hasta que las condiciones sean más favorables, provocando que la mayoría de estos exámenes se hayan suspendido hasta 2021.
Galicia parecía seguir este camino cuando la conselleira de Educación, Carmen Pomar, anunciaba la intención del Gobierno gallego de aplazar el proceso si se decretaba una nueva prórroga del estado de alarma a nivel estatal, entonces fijado hasta el día 11 de abril. Confirmada este fin de semana la prolongación de esta situación hasta, como mínimo, el día 26 del mismo mes, Pomar sorprendía este miércoles al enviar una carta a los sindicatos educativos en la que dejaba patente la voluntad de “mantener el proceso”, por estar todavía “en plazo para llevarlo a cabo”.
Horas después, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ratificaba este mensaje y aseguraba que su Ejecutivo tomará en mayo la decisión de si continuar con la convocatoria o dejarla “sin efecto hasta el próximo año”. De este modo, continúan las dudas sobre la fecha de celebración de unas oposiciones cuyos participantes viven en las últimas semanas con los nervios a flor de piel.
“Nos cuesta un mundo la incertidumbre esta”, afirma Alberto del Río, un joven profesor de Monterroso (Lugo) que ejerce como interino en un colegio de la periferia de Santiago de Compostela, y que –en medio del estado de alarma- se ve obligado a compaginar sus labores como docente a distancia con unos hábitos de estudio trastocados. Por ello, pide que el Gobierno sea “algo más claro” respecto de la celebración de estas oposiciones, una demanda que comparte Roque, opositor de Secundaria en A Coruña, y que por tercer año aspira una plaza sin “una fecha concreta” que sirva como referencia para su preparación. “Quizás la solución más fácil sea posponerlas”, sentencia, un veredicto que comparte Ana, también coruñesa, y que tacha de “vergüenza” la gestión de esta convocatoria.
a favor del aplazamiento
Sin embargo, la postura de los estudiantes respecto de la fecha adecuada no es unánime y abundan las voces que ven imperativo un aplazamiento por los efectos del confinamiento sobre las rutinas de estudio. El cierre de bibliotecas y la paralización de la actividad económica han trastocado los hábitos de muchas personas, que, como es el caso de Antón Seijas, un joven de Boiro (A Coruña), ven “una injusticia” tener que competir en un proceso de este calibre sin que se tenga “en cuenta para nada el aspecto psicológico y afectivo” de los aspirantes. Otros, como Álvaro Fernández, de A Coruña, decidieron desapuntarse de la academia, convencidos de un aplazamiento todavía no concretado e incapaces de seguir las mismas rutinas de estudio sin clases presenciales. n
