ROCÍO IGLESIAS ALONSO Unidad de Atención a Menores con Dependencias al Móvil

"El número de menores adictos al móvil se ha disparado en estos últimos dos años"

Rocío Iglesias lleva 15 años trabajando la adicción al móvil.
photo_camera Rocío Iglesias lleva 15 años trabajando la adicción al móvil.

La primera unidad de Galicia de Atención a Menores con Dependencia al Móvil se encuentra en Vigo y en ella el número de jóvenes que no saben vivir sin su terminal "ha aumentado de forma alarmante en los últimos años", explica la psicólogo y especialista en el proceso de deshabituación, Rocío Iglesias Alonso. 


-¿El uso del móvil puede llegar a ser adictivo
Decimos que una persona es adicta al móvil cuando el uso del teléfono termina afectando a su vida personal o profesional. El problema comienza cuando se abusa, cuando dependen de los terminales móviles, se ausentan de conversaciones, cuando en las comidas recepcionan y envían mensajes,  duermen con el móvil bajo la almohada, cuando  su primer “buenos días” lo envían en un tweet. El uso del móvil ha provocado incluso la inexistencia de  contacto visual. 


 -¿En qué se diferencia esta adicción de otras?
-A diferencia de otros trastornos de adicción donde el objetivo es buscar la abstinencia total de la sustancia a la que el paciente se encuentra enganchado, en el caso del móvil el objetivo terapéutico será su uso controlado. Algunos adolescentes manifiestan comportamientos parecidos a las personas con dependencia a sustancias, es decir utilizan cada vez más su móvil, ya no se encuentran satisfechos sólo llamando lo necesario, se encuentran mal cuando no lo pueden utilizar o si pasan mucho tiempo sin utilizarlo, tienen problemas familiares por el consumo excesivo, interfiere en su vida personal haciendo que se encuentran mal física y psíquicamente.


- ¿A partir de qué momento se puede decir que eres adicto?
-La tecnología es una magnífica herramienta para buscar información, pero cuando la persona antepone eso a otras áreas de su vida, cuando implica comportamientos o hábitos repetitivos que generan pérdida de control puede indicar un síntoma grave de dependencia .


-¿Cómo se puede detectar que un menor es adicto?
Observando las horas que dedica a conectarse. Niños que comen con el móvil en la mano, menores que al retirarles los dispositivos se ponen nerviosos, dejan de hacer sus deberes, se obsesionan. Los jóvenes suelen perder interacción social, se aíslan y dedican demasiadas horas al móvil, ocultan el tiempo invertido, suelen tener alteraciones de sueño y emocionales, estrés, irritabilidad.  


-¿Cómo puede afectar a la vida de un menor esta adicción?
La adicción a las nuevas tecnologías es muy grave y puede derivar en conductas adictivas como ludopatías.


- ¿Se puede calcular cuál puede ser el porcentaje que usan de forma compulsiva el móvil?
Tenemos porcentajes muy altos de dependencia al móvil, del miedo a salir de casa sin él: nomofobia,  casos en los que afirman padecer intranquilidad e incluso ansiedad cuando se ven obligados a prescindir del terminal.


- ¿Desde cuándo tratan ustedes este tipo de adicción?
Llevamos más de 15 años trabajando con niños y jóvenes tanto en nuestro gabinete como en  instituciones y en estos dos últimos años se han disparado el número de consultas relacionadas con el uso inadecuado , abuso y dependencia a las nuevas tecnologías en general y en particular con el uso/abuso del móvil desde que se han generalizado los smartphone.


- Qué consejos darían a los padres para evitar este tipo de uso abusivo?
Podemos controlar su uso con cosas tan sencillas como que el dispositivo no esté en el cuarto del menor, intentar conversar más sin dispositivos tecnológicos cerca, mantener comidas, horas de sueño, momentos, charlas y espacios libres de interrupciones de teléfonos , observar el uso que hacen del móvil, razonar y acordar normas de uso. Instalar filtros parentales, educar con el ejemplo teniendo en cuenta que los más pequeños suelen copiar las conductas de los padres, si los padres son adictos al teléfono, los hijos tienen muchas posibilidades de convertirse en pequeños nomófobos. 

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