RAMÓN CAMPOS Guionista, presenta su primera novela, “El orfebre”

“Un novelista engloba él solo todas las funciones de un equipo de producción”

nnn Ramón Campos es gallego de nacimiento y ejerce como tal. Para presentar su estreno como novelista, “El Orfebre”, prevé firmar ejemplares en Vigo este verano.

“Tanto Teresa (de Poio) como yo queremos que nuestras hijas mantengan el contacto con la tierra y por eso pasamos al menos un mes en vacaciones”, afirma. Recién salida de la imprenta, grabada en oro sobre fondo negro, su obra “El orfebre”, cuenta una búsqueda, la del mejor diamante del mundo.

¿Entre la producción de “Fariña” o “Velvet” en qué momento sacó tiempo para escribir una novela?
En los últimos cuatro años y medio he ido sacando tiempo de donde he podido. Solo duermo entre tres y cuatro horas, así que aproveché las mañanas, antes de llevar a las niñas al colegio.
 

¿Por qué escogió una temática tan específica, la orfebrería, y en una localización tan concreta, finales del XIX en Barcelona?
Encontré en una librería de libro viejos el “Manual del diamantismo”, era una edición de 1900, luego me enteré que la primera se había publicado en 1846. Se explicaba hasta el más mínimo detalle del oficio y fue ahí donde decidí escribir sobre ‘Kimberley’, el mayor diamante de la historia que encontró un joven pastor a los pies de una montaña, que fue  “comida” con la acción de los mineros hasta desaparecer.
 

Tiene aportaciones de los libros de viaje, del romanticismo o de la novela histórica, ¿con qué género la identifica?
Es una novela de aventuras y crecimiento, una trama épica que se desarrolla en cien viajes.
 

¿Se la imagina llevada a la gran pantalla?
Me lo he preguntado mil veces. Ahora que ya la he terminado y me he despegado algo de ella, puedo imaginarlo. Pero creo que no lo haría yo. Se la dejaría a mis compañeros. En este caso daría un paso atrás.
 

Acostumbrado a escribir guiones, ¿cambió mucho el oficio a la hora de abordar una novela?
Tuve que cambiar el chip totalmente. El guión no deja de ser una herramienta de trabajo. No tiene descripciones, ni entra en detalles. Me despreocupo porque detrás hay otros profesionales como la dirección artística para documentar las localizaciones o el departamento de vestuario para encargarse de la indumentaria. Un novelista engloba el solo todas las funciones de un equipo de producción: los diálogos, el diseño de las casas o en los objetos que tiene que haber. Cuando acaba el rodaje, el guión acaba en la basura, en cambio con la novela se establece un contacto directo con el lector. Es increíble, supone una gran responsabilidad.
 

Tras esta primera experiencia como novelista, ¿volverá a repetir?
He sufrido mucho. Ahora tengo que descansar. Creo que la clave está en las historias que encontramos, algunas me inspiran películas, otras series y ahora puede que novelas.
 

¿Cómo llevó su familia el proceso creativo?
Teresa y yo trabajamos juntos. Nos conocimos en esta vorágine y nos pasamos todo el día escribiendo; es algo cotidiano. A nuestras hijas ya no les sorprende. Lo bueno es que me puedo llevar el trabajo a casa y pasar juntos las vacaciones, ellas en la playa y yo escribiendo.
 

Siendo de Noia, ¿para cuándo una historia en esa tierra de leyendas?
Ya con “Fariña” llevé el rodaje a Noia, donde montamos el centro de realización. Hasta ahora no he encontrado una historia que me inspire. Es posible que en las laudas gremiales haya algo mágico. Aún no lo he pensado.n

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