no olvidé mi promesa

Sería impensable. Además la hice pública en este periódico, que mientras lo permitieran, estas letras serían mi pequeño homenaje a mi madre y a mi hermano Telmo y, siempre en Navida.
'Ayer' me recordaba mi amiga Lola, '¿por qué no escribiste?... porque no fui capaz. Me cuesta aceptar, aún, que al nacer subimos al 'tren de la vida' que no es más que un viaje repleto de embarques y desembarques y yo nací rodeada de una enorme familia; padres, 10 hermanos, tías, tío, amores maravillosos que, ignorante de mi, creí que siempre estarían conmigo.

Y sin apenas avisar, otro puntal imprescindible en mi vida, se baja de este tren, mi hermana Cristina, dejándome un poco más huérfana. Pero aquí estoy dispuesta a cumplir mi promesa.

Y llegó el día de Santa Lucía, que es cuando sale la estrella que guía a los Reyes Magos, y me encontré en el balcón buscándola y Telmo agarrando mi mano.

Tengo unos recuerdos increíbles y maravillosos de la Navidad y, tengo tantos sentimientos que, a veces pierdo la cuenta y temo distorsionar la historia, mi historia. En esos días, mi casa de Bouzas cambiaba totalmente, incluso el olor era distinto.

Recuerdo que hacían mantecadas, cientos de mantecadas y aquella gallina trufada de mi madre, aquel olor lo inundaba todo y entonces yo sabía que la Navidad ya había llegado. Y las escaleras también cambiaban, se multiplicaban. ¿Qué por qué?... porque tenía un miedo tremendo, cualquier niña lo tendría, pero eso formaba parte de la maravillosa aventura que mi hermano Telmo y mi madre nos creaban.

Con las nuevas tecnologías, jamás pude ni podré hacer ni la mitad de lo que ellos hacían. Su genialidad, imaginación y generosidad superan a la ciencia.

El Nacimiento con agua (en aquellos años), el árbol, la casa entera decorada por ella y con ella y junto a ella, allí estaba Telmo, fue ese Speelberg genial, increíble que cualquier niña querría tener en su casa.

¿Olvidaros?... Cómo podría... la música celestial, mi madre nos decía que venía del Cielo, la escuchabas pero nunca sabías de dónde venía, las estrellas que caían en el balcón, los petardos que parecían bombas, las cruces que encontré en mi frente al despertar, negras o doradas, según mi comportamiento, los regalos soñados... ¿Olvidaros?... Un año más os doy las gracias por esas increíbles Navidades, por vuestra creatividad y por encima de todo, por vuestro amor.

Y ya nunca emerá reivindicar lo que sale de mi corazón, aunque hoy no esté de moda.

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