Sociedad

La música en vivo se reinventa: autocines y "streaming" de pago

Un autocine de las afueras de Madrid proyecta una película ante varios coches.
photo_camera Un autocine de las afueras de Madrid proyecta una película ante varios coches.
A partir de la fase 3 se podrán realizar espectáculos en recintos con la mitad del aforo habitual

nnn Autocines, "streaming" de pago desde salas profesionales con unos pocos asistentes privilegiados y conciertos al aire libre con asientos numerados bien separados. Son las fórmulas que la música en vivo ha empezado a probar para mostrar algo de pulso este verano tras la crisis de covid-19. Devastadores han sido los efectos del coronavirus en el sector del directo, el más fuerte hasta ahora de la industria musical (con otro récord de facturación en 2019 de 382 millones de euros). Tras llevarse por delante más del 95% de las programación de los próximos meses, el futuro se presenta bastante incierto.
"Estas cosas serán las últimas en volver. Siendo realistas, hablamos de otoño de 2021 como pronto", apuntó Zeke Emanuel, asesor del director general de la OMS, una previsión que se somete al hallazgo de una vacuna. Tras varias oleadas de aplazamientos, primero de primavera a verano, después a otoño, la norma general en este momento es la de posponer al próximo año los compromisos, manteniendo incluso gran parte del cartel de los festivales de este verano, como si 2020 no hubiese existido.
Tras varias semanas en las que la música en directo se limitó a directos espartanos desde las casas de los artistas como un entretenimiento paliativo para sus seguidores, el Gobierno de Pedro Sánchez comunicó a finales de abril las cuatro etapas de su protocolo de desconfinamiento, también para la música.

RECORTE DE AFOROS
Podrían volver a celebrarse espectáculos en la fase 1 en salas con menos de 30 personas y un tercio del aforo, así como al aire libre con menos de 200 personas y siempre sentados. En la fase 2, se mantiene el tope de un tercio de la capacidad del aforo, pero suben en espacios cerrados hasta un máximo de 50 personas y a 400 en eventos al aire libre si el público está sentado.
A partir de las fase 3 llegarán a la mitad del aforo del recinto, con menos de 80 personas en salas y con menos de 800 personas en el exterior, todas sentadas, cuotas que aún así para la mayoría del sector no cubren ni los costes de producción (se considera que hasta el 80% del aforo, el evento no es rentable).
"Los conciertos en directo son un intercambio de energía, entre público y artistas. Eliminar gran parte de la emoción, imposibilitando la capacidad de compartir el momento y hacer de algo mágico algo estático y distante no tiene ningún sentido para nosotros", señalaba Enrique Bunbury en contra de esa "nueva normalidad".
Con "gran frustración" anunciaba por ello el aplazamiento de su gira a 2021, con la esperanza de que ese sea el momento de reencontrarse con el público "con total normalidad para cantar, abrazarnos, saltar, bailar y gritar, sin que nos fumiguen a la entrada". 
Con los recortes, los artistas que más pierden son los más multitudinarios. En paralelo, los de perfil más modesto pasan estos días buscando alternativas que respeten las restricciones y den luz en muchos casos a discos recién publicados.
Una de las opciones que se están manejando es la de acceder a los recintos con entrada de automóvil y con entrada de terraza para los que acudan en bicicleta o transporte público, en dos zonas diferenciadas por tipo de entrada y sectorizadas. n

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