Sociedad

"El movimiento antirracista usa mucho tópico antiespañol"

Luis Francisco Martínez Montes es especialista en temas hispanoamericanos.
photo_camera Luis Francisco Martínez Montes es especialista en temas hispanoamericanos.
El diplomático y escritor Martínez Montes no cree que sea "hispanofobia" sino desconocimiento

n n n El diplomático y escritor Luis Francisco Martínez Montes ve con preocupación la destrucción de estatuas de figuras españolas en Estados Unidos, pero considera que no es por “hispanofobia” sino “una suerte de causa general” a toda la historia de Occidente, que se combate con conocimiento. Autor de obras de divulgación histórica que ponen en valor la ingente aportación española a la civilización occidental, Martínez Montes analiza en una entrevista la oleada de destrucción de estatuas como parte de las protestas del movimiento “Black Lives Matter”, de la que han sido víctima Cristóbal Colón, Isabel la Católica, fray Junípero Serra y exploradores y viajeros españoles. “La gran tarea en la que tenemos que seguir empeñados es la del conocimiento”, pero “sin pretensiones de tutela”, argumenta el autor de “Los Estados Unidos y el ascenso de China”, “España, una historia global” e “Historias del mundo. La gran aventura de la diplomacia española”.

¿Qué reacción le suscita que algunos activistas hayan escogido como blanco de su ira en Estados Unidos a símbolos del pasado español en aquel país?
Lamento que el movimiento de protesta contra los actos de violencia que sufre la población afroamericana esté siendo utilizado para eliminar símbolos de nuestra historia compartida con Estados Unidos. Si algo representa el legado hispánico es precisamente la diversidad constitutiva de Estados Unidos.
La posición oficial española al respecto ha sido expresada con claridad y la debida mesura por miembros del Gobierno y por nuestra Embajada en Washington, cuya labor en favor de la preservación y divulgación del pasado hispánico, junto con organizaciones como el Hispanic Council, la Fundación Consejo España-Estados Unidos y otras muchas, es constante y encomiable.

¿Estamos ante una muestra más de hispanofobia disfrazada con otras causas, en este caso la del movimiento Blacks Lives Matter?
Existe un malestar profundo entre sectores de la población estadounidense que se consideran escasamente representados en la historia oficial y discriminados por las instituciones. En este episodio particular de iconoclasia confluyen, por un lado, la protesta del movimiento Black Lives Matter y, por otro, el intento de reescribir la historia vertiendo hacia el pasado y hacia algunos de sus protagonistas juicios de valor propios del presente.
No estamos exclusivamente ante un episodio de hispanofobia, sino de revisionismo histórico que se está expandiendo a otros países y que en EE UU afecta a figuras que eran consideradas intocables, como Jefferson o Washington. Es la historia de Occidente, o algunos de sus episodios, la que está siendo sometida a una suerte de causa general.

¿Debemos explicar mejor el legado hispánico en Estados Unidos y, en general, en la historia universal?
La labor diplomática consiste en saber utilizar sabiamente los vientos de la historia, incluso aquellos que parecen contrarios. El momento actual debería servir para reevaluar el legado hispánico no sólo en la evolución de Estados Unidos, sino en los orígenes de la Modernidad, incluyendo la globalización.
Parte de nuestro problema es que la aportación española al devenir de la historia universal es vista, sobre todo en el mundo anglo-americano y, por extensión, en el resto del orbe, todavía bajo su influencia cultural, con lentes de un solo color. El movimiento antirracista hereda en su actitud hacia el pasado español tópicos que son muy potentes, sin someterlos a la correspondiente crítica.

¿Entonces, qué sugiere?
Por ejemplo, dar mejor a conocer figuras del canon hispánico que se salen de los estereotipos y que representan valores ensalzados por los propios movimientos en pro de la igualdad, incluyendo el reconocimiento de las aportaciones de los pueblos indígenas y de las poblaciones mestizas al caudal de la civilización. Me refiero a personajes como el Inca Garcilaso, el primer americano realmente moderno, autor de la primera historia mestiza de las Américas. O Martín de la Cruz y Juan Badiano, médicos indígenas que realizaron en náhuatl y en latín, bajo el patrocinio del virrey Antonio de Mendoza, el primer herbario médico fruto del cruce de saberes europeo y Mexica, que data de 1553.
O pintores como Miguel Cabrera y Diego Quispe, que representaron en el siglo XVIII el mestizaje aceptado en la América hispana, al contrario de lo sucedido en la América anglosajona. Son ejemplos, entre otros muchos, de cómo, desde el inicio de la presencia española en América, el componente indígena y mestizo formó parte constitutiva de la emergente identidad hispánica global y, por extensión, de la modernidad occidental en prácticamente todos los ámbitos, incluyendo los artísticos e intelectuales.

¿Es necesaria una política específica en Estados Unidos para derribar tópicos?
Todos los gobiernos españoles en democracia han sido extraordinariamente cuidadosos con el tratamiento de este tema. Con la población hispana no estrictamente española en Estados Unidos nos unen vínculos afectivos, lingüísticos, culturales y crecientemente económicos, pero no políticos. Cualquier intento de apropiación o pretensión de tutela, además de anacrónicos e irreales, serían mal entendidos por los propios hispanos y por las autoridades estadounidenses.
Dicho esto, existen multitud de programas, públicos y privados, destinados a reforzar los lazos que antes mencionaba con las poblaciones hispanas, que son muy diversas. La labor de divulgación entre sectores influyentes del mundo no hispánico es también esencial. Esa es la gran tarea en la que tenemos que seguir empeñados, la del conocimiento.  n

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