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Monteferro aún apunta al mar

En la imagen superior un grupo de amigos rueda un corto sobre la pieza de artillería que 117 años después de su fabricación sigue despertando pasiones. Izquierda, el búnker de telemetría y a la derecha las cuatro edificaciones militares.
photo_camera En la imagen superior un grupo de amigos rueda un corto sobre la pieza de artillería que 117 años después de su fabricación sigue despertando pasiones. Izquierda, el búnker de telemetría y a la derecha las cuatro edificaciones militares.
El conjunto militar defensivo fue devuelto a la comunidad de montes en 1989, el Concello de Nigrán estudia su rehabilitación para un centro de simulación histórica

En la ladera noroeste de Monteferro se encuentran las Baterías de Costa J3 que junto a los complejos militares de San Vicente, Cabo Udra y Silleiro blindaban las Rías Baixas de ataques enemigos estando en activo algo menos de 30 años. Las de Nigrán fueron construidas con carácter de urgencia al estallar la guerra civil en 1936 en un terreno que abarca algo más de 20 hectáreas y pensadas para controlar la entrada a Vigo por mar. En un primer momento se dotó de dos cañones Munáiz Argüelles 150/45 de 1903 de seis toneladas de peso, cuyas formas recuerdan a los que aparecen en una obra cinematográfica icónica (Star Wars), un año después se instaló otro más y sus proyectiles eran capaces de alcanzar distancias que rondan los 14 kilómetros, unas prestaciones que por aquel entonces empezaban a ser justas. Las piezas ya obsoletas en el momento de su colocación provocaron que en los 60 pasasen a situación de reserva convirtiendo al recinto militar en un emplazamiento para maniobras y destino para hacer la mili, hasta que a principios de los 80 se declaró en abandono. 

Custodiados por dos 'garitas' de vigilancia, el recinto se compone de seis edificios, su artillado y construcciones anexas tales como un lavadero, una mina y una fuente de agua además de una construcción ubicada en la cima destinada para control y equipos de radio, en la actualidad los elementos registran diferentes grados de deterioro. El boca a boca afirma que además existió otro cañón ya que a pocos metros del monumento A la Marina Universal existe una base de hormigón visible, aunque ésta albergaba una gran antena. El bunker de telemetría tenía una planta de 45 metros cuadrados, el polvorín 20 y las cuatro restantes que en total suman 300,5 metros estaban destinados a barracones, cocina, baños y otros como caballerizas. Hoy en día las estructuras de las edificaciones se encuentran en un estado ruinoso aunque mucho mejor conservadas que las del recinto hermano de Silleiro, y la Comunidad de Montes en Man Común de Monteferro tiene pensado para ella un nuevo uso. Los tres cañones estaban unidos por una línea de municionado de la que en la actualidad tan solo queda una hendidura en el suelo y del uno al tres había una distancia aproximada de 120 metros. El segundo fue donado por el Ejército al municipio de Cotobade y estuvo expuesto como pieza ornamental al aire libre aunque finalmente acabó depositado en una parcela. En 2015 anunciaron su recuperación para ser instalado en cabo Udra pero poco más se sabe al respecto. Hoy en día la zona goza de gran atractivo y es muy frecuentadas. Al final del recorrido consta de un merendero que da a las islas Estelas y en donde la segunda garita marca el fin del recinto.

Su devolución a monteferro

Las instalaciones militares de 24.750 metros cuadrados, tras su abandono, fueron devueltas a la 'Comunidad Vecinal de Monte en Mano Común de Monteferro' y anunciadas el 4 de mayo de 1989 tal y como ordenó el 'teniente general jefe de la División Logística del Estado Mayor del Ejército de Tierra en el escrito número 6-1465'. Así figura en el documento de acta de entrega del complejo y al que este diario tuvo acceso, materializada por el capitán de intendencia, Antonio Lemos Mariño, en representación del Ministerio. El escrito además hace referencia a las dos piezas de artillería cedidas para ornamentación. En concreto, las de Monteferro corresponden a la número 32 y 48 de las 68 que en total fueron construidas en España y posteriormente distribuidas por Ferrol, Ceuta, Menorca, Tenerife, Las Palmas, Mallorca y Cádiz. Sin embargo no fue hasta el 16 de junio de ese mismo año cuando se entregaron oficialmente los cañones de costa de manos del regimiento de artillería antiaérea Nº76 en un escrito que podría interpretarse como un albarán firmado por el coronel director de la desaparecida USTM, Juan Martínez Gastey. 
 

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