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Matemáticas para la vida

La sala II del Centro Social de Afundación acoge los talleres para escolares “Imaxtina”.
photo_camera La sala II del Centro Social de Afundación acoge los talleres para escolares “Imaxtina”.

El Centro Social de Afundación acoge hasta el día 20 una nueva edición de Imatxina, donde la fundación Escola Rosalía ofrece a los estudiantes un acercamiento diferente a los números y las operaciones

 “Oigo y olvido; veo y recuerdo; hago y comprendo”. Con este proverbio de Confuncio, el profesor Julio Ferro define la filosofía de Imatxina, que ayer inició su edición número catorce en el Centro Social Afundación. Por sus talleres pasarán unos 200 escolares al día hasta el viernes 20. Los estudiantes de cincuenta centros del área de Vigo aprenderán números y operaciones a través de juegos: “En cada mesa manipulamos materiales y estrategias de resolución y de situación espacial; enseñamos las matemáticas de la vida para que sepan razonar y enfrentarse a los problemas cotidianos como interpretar la factura de la luz, calcular el interés de un préstamo o saber que va a costar la cláusula suelo; para hacer operaciones ya tenemos máquinas; aquí se trata que comprendan lo que aprenden”.
Ferro, profesor jubilado de matemáticas, comenzó a impartir este sistema en 1995 en Rosalía de Castro de Vigo. Diez años después decidieron compartirlo con el resto de los centros a través de la Fundación de la escuela. 
Con 40 años de experiencia como docente, recuerda que en los 80 estaba muy generalizado el trabajo de manipulación. “Se fue abandonando porque con las leyes de educación, los profesores se obsesionaron con dar todo el temario y prefieren la cantidad a la calidad; con este sistema se da poco, pero bien”. Con edades comprendidas entre los once y los dieciséis años, la respuesta de los alumnos a los nuevos estímulos es muy positiva, tal y como asegura Julio Ferro. “Los profesores se sorprenden sobre todo con la reacción de los niños más problemáticos del grupo, los que sufren fracaso escolar y que están en clase sin participar, como si fueran muebles; descubren que son capaces de entender y resolver los problemas; se sienten útiles; las matemáticas son abstractas y aquí pueden ver y tocar”.

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