Opinión

Maletas en la puerta

Alguien debería haberle advertido a Quim Torra de que no se puede jugar impunemente a las tabas con el destino. Cabe incluso la posibilidad de que se lo hubieran dicho y no haya hecho ni puto caso, porque estos iluminados, cabezotas irreconciliables e intelectuales de pacotilla, tienen una tendencia suicida a creerse en posesión permanente de la verdad y todos los que se la discuten son sus enemigos. 

Ayer por la mañana, como si la situación hubiera aterrizado en su mesa de trabajo diez minutos antes, convocó una teatral rueda de prensa acompañado de los correspondientes consejeros de los departamentos  que supuestamente tienen competencias en la resolución del conflicto, y formuló aquel torrente de promesas que sabe positivamente no puede cumplir porque ni tiene competencias, ni tiene rango, ni tiene capacidad para afrontar con mediano éxito esta crisis. Nissan es una multinacional de origen japonés que fabrica coches y que ha hecho cuentas y cálculos hasta  concluir que las tres plantas con las que cuenta en Barcelona no le resultan rentables. Hay en esta resolución terrible con la que la firma espera revertir una situación económica desfavorable, tres mil empleos directos que vuelan y otros veintiún mil indirectos que son posibles precisamente por su conexión con el gigante japonés. Si Torra no se había enterado de que la dirección de la marca estaba calculando echar el cierre en Barcelona, es que es un incompetente. Y si pretende convencer a los trabajadores de la factoría –ninguno de los representantes sindicales que ha hablado ante las cámaras de televisión parecía tener el más mínimo acento catalán- de que tiene medios y posibilidades de revertir la situación por él mismo, es un mentiroso compulsivo. Ambas funciones le definen, y su comportamiento y el de una clase política que lleva años sin pensar ni calcular otra cosa que el independentismo, han sido capaces de crear un caldo de cultivo perfecto para que una compañía de la dimensión de Nissan no se plantee ni arraigos ni sentimientos en un territorio que no le garantiza  la estabilidad ni le parece competitivo. Unos sujetos en Tokio calculan y entienden que lo mejor es hacer las maletas en diciembre. Es posible que ni siquiera sepan en realidad quien es Pedro Sánchez, así que, menos van a saber quien este Quim Torra que monta un circo para disimular su lamentable incompetencia. Cuando Torra ha de hacer el papel de político competente da una pena que no veas.

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