Opinión

Abrir fronteras y abrir los ojos

Después de tres meses y medio y a pesar de la preocupación por los rebrotes de Covid-19, la frontera más transitada de España ha vuelto a abrirse. Felipe VI, Pedro Sánchez, el presidente portugués Marcelo Rebelo de Sousa y el primer ministro luso, Antonio Costa, han protagonizado este miércoles en Badajoz la reapertura simbólica de fronteras entre los vecinos ibéricos. Simbólico también fue el lugar elegido, la frontera del río Caya, un afluente del Guadiana, que en su curso final forma la frontera natural entre España y Portugal. En 1729 y sobre el puente que une el municipio de Badajoz con el portugués Elvas, hubo en este mismo lugar un intercambio de infantas. Se trataba de hacer reina de Portugal por matrimonio a María Ana Victoria de Borbón (11 años) y reina de España a Bárbara de Braganza (17 años) que realizaba el camino inverso para casarse con el futuro Fernando VI.  Ambos actos, aquel que se realizó hace casi 300 años y el celebrado el pasado lunes, estuvieron cargados de solemnidad y gran expectación, resultando reabiertas las fronteras para que, de paso, abramos también los ojos y advirtamos lo bien que, en muchos sentidos, lo han hecho nuestros vecinos ibéricos; no solo en su gestión de la pandemia.

En 2009 un gobierno socialista aplicó un programa de exención o pago muy reducido de impuestos a extranjeros que fijaran su residencia en el país. Los extranjeros jubilados tampoco pagaron impuestos sobre sus pensiones ni en el país de origen ni en el de destino, aunque ahora, las presiones que recibe el actual ejecutivo, también socialista, para conseguir mayorías parlamentarias con sus socios Bloco de Esquerda y Partido Comunista, van moderar estas exenciones para que estos rendimientos se graven con un 10%. El régimen fiscal aplicable a los residentes no habituales (RNH) en Portugal implica ahorros de cerca de 18 puntos respecto al IRPF y en algunos casos, del 100%, lo que atrae masivamente al ahorro exterior. A todo lo anterior hay que añadir que se han tratado de simplificar los procesos para otorgar licencias para la apertura de negocios y reducir la burocracia a la que tienen que hacer frente las empresas para desarrollar sus actividades.

A pesar del lastre que supone al gobierno socialista su coalición con la extrema izquierda, muchas de las políticas desarrolladas para lograr el milagro económico portugués no han sido ni mucho menos de izquierdas. La apertura de las fronteras, además de mejorar el tránsito diario a miles de trabajadores tranfronterizos de ambas nacionalidades, debía también abrir los ojos a la coalición de izquierda que gobierna España para se convencieran de que otro tipo de políticas son posibles, también desde la izquierda sensata.

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