La lluvia deja paso al sol y las nubes juegan con la luz, creando espacios casi traslúcidos. Es la magia de los días de lluvia en esta turbulenta primavera que alterna sin piedad un sol casi de canícula con los nubarrones. La fotografía es la playa de Las Barcas, como parecen acreditar las embarcaciones que dormitan en la arena, ensimismadas en un paisaje sumergido en el eterno salitre
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