Opinión

Los que vienen a tostarse

Ahora parece que sale a la palestra de las interminables polémicas de este país lo del sol. Ya se habrán enterado, pero parece que hay que pagar el sol que alimenta las placas solares cada vez más numerosas. Cualquier día a algún iluminado hasta se le va a ocurrir que hay que pagar el agua de nuestras fuentes y, si me apuran, hasta el aire que respiramos. Un agobio más para los ciudadanos que malamente llegan a fin de mes con tantos impuestos. Eso para algunos, porque para otros que nadan en la abundancia eso será “pecata minuta” o, como decía aquel célebre presidente de un club, “patata menuda”… Personalmente creo que los bienes de primera necesidad deberían estar libres de impuestos o, a lo sumo, subvencionados por el Estado que debe velar por el bien de la población. E incluso a esa fuente de riqueza nacional que es el turismo. ¿Vamos a cobrar, los que tenemos sol, a los turistas que vienen a tostarse? A lo mejor todo se andará.
Cuando anda por medio el dinero y sobre todo los impuestos, los gobiernos deben hilar muy fino porque está en juego la felicidad e incluso la supervivencia de los ciudadanos. Son muy lógicas las protestas y manifestaciones callejeras sobre el tema, porque uno ya tiembla cuando cada mes llegan más y más impuestos con un control a veces asfixiante para el ciudadano normal. Parece normal que en esto paguen más los que más tienen, sin dispensa alguna, y se tengan muy en cuenta los paisanos que humildemente ganan un mísero sueldo del que tienen que ir sacando para casi todo. ¿También para pagar el sol?
Estos son los verdaderos problemas que el Gobierno y el Parlamento debieran acometer, dejando a un lado tantas intranscendentes luchas que a pocos interesan. Porque, si somos sinceros, a la mayoría de los ciudadanos poco le interesan los másters y casi nada entienden de tesis y menos para qué sirven. Asi de claro. Por eso estamos viendo como la gente pasa de tantos soporíferos debates y de tantas e interminables votaciones. Discusiones por veces esperpénticas que parecen pretender el lucimiento oratorio y poner en práctica el “tú más”. ¿A qué conduce eso? Y además las remuneraciones que reciben sus señorías y los politicos jubilados después de pasar por relevantes puestos es de verdadero escándalo. Los sueldos de la mayoría de los ciudadanos son poco menos que de miseria mientras los otros cuentan sus nóminas anuales por cientos de miles de euros. Se habla mucho de justicia, pero para los demás, sin olvidarse algunos de subirse el sueldo cuando llegan a ciertas alcaldías o a gobiernos autonómicos y nacionales. ¿Es eso lo que importa? A casi nadie más que a los copiosamente remunerados.
El motivo de estas líneas se centraba en el impuesto del sol pero ya ven que son múltiples las connotaciones. Por lo cual nuestros politicos ya es hora de que se dejen de divagar con cosas baladíes y vayan a la raíz de los problemas, con mucho diálogo pero sobre todo sabiendo sumar en vez de dividir a la población que bastante encrespada está últimamente. Da la impresión, y ya lo han apuntado algunos, de que se pretende tapar los problemas reales distrayendo al personal, ya sea con la célebre exhumación, los másters o la vida personal de algunos de la farándula, y marginando o postergando los casos Pujol, ERE andaluces, Bárcenas, Rato y otros.
Esta es la realidad de un país que últimamente parece dejado de la mano de Dios y en el que a poco más se reduce que a un tirarse los trastos los unos a los otros.

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