Opinión

Lo positivo y lo que viene

El Puerto de Vigo ha terminado el año en positivo y eso es lo bueno. Pero con dos advertencias. Una, que el segundo semestre ha ido en negativo, lo que se explica por la ralentización de la economía, que ha comenzado a emitir las primeras señales de peligro, a la espera de las decisiones económicas: en función de su acierto o no, la desaceleración se convertirá o no en crisis. Dos, que mientras Vigo ha terminado el año con cifras ajustadas, similares a las de 2010 pero muy lejos de los buenos momentos de la actividad de 2006 a 2008, el puerto de Marín ha tenido el mejor ejercicio de su historia en cuanto a tráfico total, incluyendo graneles y mercancía general. ¿Casualidad? No, resultado de varios factores, siendo el más destacado el impacto de la naviera Maersk en la Ría de Pontevedra, pero no el único. Su Puerto también ha conseguido captar líneas oceánicas y se ha convertido en referente en frutas y otros productos, incluyendo el granito. Cierto que Vigo mantiene su liderato indiscutido en Galicia en mercancía general y en contenedores, pero la competencia a apenas 30 kilómetros es muy importante.
La rivalidad puede ayudar a espabilarse, pero también supone una dificultad añadida. Antes o después se tendrá que dar el debate sobre la necesidad de gestionar con una sola mano las tres autoridades portuarias de las Rías Baixas, unificando la gestión, ampliando la capacidad y repartiendo esfuerzos entre terminales, sin competir por lo mismo entre ellas, especializándose. Ya se ha hecho en Portugal, en la Región norte, con población superior a Galicia, y donde sólo hay una Autoridad Portuaria, Leixoes, que unifica Oporto, Duero y Viana, y que no deja de crecer en tráficos y escalas pese a instalaciones sensiblemente peores que las viguesas. Misterio. Continuará...

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