España

Los líderes del "procés" reclaman al Supremo que no agrave la situación

Los magistrados del Tribunal Supremo y los golpistas catalanes, durante la última sesión de la vista oral.
photo_camera Los magistrados del Tribunal Supremo y los golpistas catalanes, durante la última sesión de la vista oral.

La intervención en el turno de última palabra de los golpistas catalanes dejó el juicio en el alto tribunal visto para sentencia

  Los líderes independentistas aprovecharon la última jornada del juicio del "procés" en el Tribunal Supremo para apremiar al tribunal para que dicte una sentencia que devuelva la cuestión catalana a la política y no agrave más la situación, porque de ella depende el futuro de muchas generaciones y la convivencia entre España y Cataluña. Con el turno de último palabra, los acusados echaron el cierre a cuatro meses de juicio que, en su opinión, no ha servido para acreditar ninguna de las pruebas presentadas por las acusaciones, a quienes han reprochado duramente por perseguirles por sus ideas.

Pero en esencia, todos pasaron frente al tribunal para manifestar, como hizo Oriol Junqueras, que "lo mejor para todos sería devolver la cuestión al terreno de la política, de la buena política, de donde nunca debería haber salido". Porque si en algo coincidieron todos es en subrayar que el "problema, asunto, conflicto o cuestión" es de naturaleza eminentemente política.
Más allá de reafirmar su compromiso político con Cataluña en presencia de su president, Quim Torra, y manifestar su anhelo por alcanzar un acuerdo que permita un referéndum, los acusados buscaron generar presión al recordar ante los magistrados que "las generaciones que vienen dependen de su sentencia" porque está en duda "el futuro político de España y Cataluña". Quien mejor lo verbalizó fue  Jordi Sànchez: "Ustedes no tienen la solución al problema que le ha venido encima, pero lo cierto es que sí tienen una responsabilidad, que es no agravar la crisis política". 

Apuesta por la política

Raül Romeva lo ilustró asegurando que en "este banquillo no se sientan 12 personas, sino más de dos millones", que esperan una decisión "valiente" del tribunal ante la "oportunidad" que se abre, si bien ha adelantado que pase lo que pase, seguirán "con la mano tendida a todo el mundo". La apuesta de todos pasa por la política porque, según dijeron, lo que hicieron en otoño de 2017 fue cumplir con un mandato democrático y un programa electoral, anteponiendo la desobediencia al Tribunal Constitucional al compromiso con los catalanes porque, como ha apuntado Dolors Bassa, "no quería desobedecer la demanda del ochenta por ciento de la población que quería votar".

Todos proclamaron su "compromiso político", su independentismo y sus convicciones pacifistas y no violentas, que son, a su juicio, la marca de identidad del pueblo de Cataluña, que lo único que hizo, en palabras de Jordi Cuixart, fue llevar a cabo una "desobediencia en toda regla" que "no merece ningún reproche penal". El relato común dejó poco margen para las percepciones personales sobre los hechos que se les imputan. Varios pidieron esperar la sentencia en casa; otros como Junqueras, Jordi Turull y Joaquim Forn admitieron errores sin concretar; y aunque muchos mostraron su orgullo por el "procés", Cuixart ha sido el más tajante: "No tengo ningún arrepentimiento, lo volvería a hacer". En el caso de Vila, se preguntó: "¿Cómo hemos podido llegar a este punto, a este despropósito? ¿Cómo podemos enderezarlo?".

La única que se ha confesado explícitamente "inocente" fue Bassa y solamente Carme Forcadell -de riguroso amarillo- utilizó su alegato final para defenderse advirtiendo del agravio comparativo con sus compañeros de la Mesa del Parlament: "Estoy siendo juzgada por ser quien soy, no por mis actos". De ella llegaron los principales reproches a las acusaciones por la "férrea voluntad" para incriminarla "con falsos testimonios" pero "sin ninguna prueba", aunque también de Turull, quien arremetió contra las acusaciones por "tratar de escarmentar" y "descabezar el independentismo" con una lógica propia de "mentalidades inseguras de sí mismas o autoritarias". 

Torra critica el "despropósito" y advierte: "Lo volveremos a hacer"

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, calificó de "inmenso despropósito público" el juicio del 1-O en el Tribunal Supremo, que ayer quedó visto para sentencia, y apeló a los catalanes a responder desde el ejercicio del derecho de autodeterminación. En una declaración institucional desde la Delegación de la Generalitat en Madrid tras finalizar la última vista, insistió en su compromiso con llevar Cataluña a la independencia y en reivindicar el 1-O, concluyendo: "Yo también estoy convencido de que lo volveremos a hacer".

El presidente catalán se comprometió a buscar una "unidad estratégica" del soberanismo catalán para dar respuesta al juicio, una unidad que permita volver a situar la autodeterminación como el objetivo inmediato del Govern y la sociedad catalana. "La respuesta a la sentencia no puede ser ninguna otra que la afirmación de un derecho que no pertenece a un presidente, a un Govern ni tampoco a un parlamento concreto, sino que pertenece a todo un pueblo y que, por lo tanto, es irrenunciable", reseñó.
Torra comentó que, tras la aplicación del 155 y la celebración del juicio, hay que recuperar "el hilo de la historia", y esto pasa por buscar una unidad de los defensores de la libertades y de los derechos civiles, de los políticos y de los ciudadanos. Además, el presidente de la Generalitat catalana aseguró que el 1-O fue "el acto de desobediencia civil más importante que se ha hecho en Europa", y consideró que de allí surgió un mandato para la creación de un Estado catalán que sigue vigente y que “hay que aplicar". 

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