Opinión

Juan Carlos I, 80 años: Forzada abdicación y la jubilación de lujo

Simpático en la cercanía, escasamente leído y sin conocidas inquietudes culturales, Juan Carlos I hubo de dejar el trono de manera patética, no sin antes pedir perdón a los españoles por sus frivolidades en uno de los peores momentos para el país. Su vida actual, de jubilado de lujo evoca y supera la del famoso Rey Faruk, cuando fue expulsado de Egipto.
El 2 de junio de 2014, uno de los más leales observadores de la monarquía, el periodista José Antonio Zarzalejos, ex director del diario monárquico “Abc”, escribía: “El Rey abdica para salvar a la Monarquía de la crisis institucional”. Zarzalejos aludía a que la cada vez más deteriorada imagen de la Corona se debía “a la propia conducta del monarca y su familia y al hecho de que los medios habían dejado de mirar para otra parte”.
Es evidente que, dado de los lances de vida conocida, sus amistades y relaciones personales, las ausencias del país para holgar con una de sus mancebas en medio de la crisis más grave, sus accidentes y percances, de nada sirviera el insólito hecho de tener que pedir perdón a los españoles, en tanto avanzaba el sumario del caso Nóos, que acabaría con la imputación no sólo de su yerno sino de su propia hija la infanta Cristina y dejaba una nebulosa y varias preguntas sin respuesta sobre su propia influencia con la facilidad con que su yerno montó una serie de negocios, “por ser quien era”, y donde sí emergían personajes de la Zarzuela, de máxima confianza y responsabilidades.
En su mensaje de despedida a la nación, Juan Carlos I, al contrario de lo que solía hacer en otros tiempos, pasó por encima de la propia historia de la institución que encarnó como sucesor a título de rey del generalísimo Franco. Y así, vino a dar la sensación de que, en un proceso natural dinástico, había sido el sucesor de su padre y no del general al que tantas veces agradeciera haberlo colocado en el trono y de quien dijo que: “Nunca permito que se hable mal de Franco en mi presencia. Él me puso”. Juan Carlos Nunca explicó las verdaderas razones de su renuncia.

Esa historia olvidada
En el proceso jurídico de transición para la transformación del franquismo en un régimen aceptado por Europa, se dispusieron los medios jurídicos para impedir que la opinión pública pudiera plantearse otra salida que no fuera la monarquía. Y así, el Real Decreto-Ley de 1 de abril de 1977 (BOE: 04/12/1977, N ° 87), sobre la Libertad de Expresión, derogaba el artículo 2 de la Ley de Prensa de Fraga, de 1966, pero establecía que la “Administración podría decretar el secuestro de gráficos o documentos sonoros que contuvieran noticias, comentarios o información que entre otras cosas, “constituyeran demérito o detrimento de la Monarquía”.
No en vano, gran parte de los secuestros de publicaciones producidos en España desde 1978 se debieron curiosamente a noticias o reportajes relacionados con el Rey o su familia. Son ejemplos notables de la especial protección de que gozan el sucesor del Caudillo y su heredero y hasta sus antepasados, gracias los artículos 490 y 491 del Código Penal. Pero los hechos se empeñaron en exponer los lances nada ejemplares de dicha familia.
El 13 de marzo de 2016, bajo el expresivo y repetido título de “Las amistades peligrosas del Rey”, el diario El Mundo publicaba la noticia de Felipe VI y su esposa había dado ánimos, cuatro días atrás, a través de mensajes en el móvil al empresario Javier López Madrid después de que se supiera de que se benefició de las tarjetas Black de Cajamadrid, asunto éste en el que también estuvo implicado el asesor de Felipe VI y ex jefe de la Casa Real Rafael Spportorno.
También se supo que  cuatro familiares del rey emérito Juan Carlos I (de la rama Borbón-Dos Sicilias) habrían regularizado más de 4 millones de euros mediante la amnistía fiscal aprobada en 2012 por el Gobierno presidido por Mariano Rajoy. Todos ellos están en la línea sucesoria a la corona española detrás de los descendientes de Juan Carlos I. En total, habría puesto en conocimiento de Hacienda 4 millones de euros ocultos en Suiza. Del mismo modo llegó al conocimiento público que Pilar de Borbón, hermana del rey Juan Carlos I y tía del rey Felipe VI, presidió y dirigió durante años una empresa radicada en Panamá gestionada por uno de los bufetes internacionales más polémicos, Mossack Fonseca, especialista en crear sociedades opacas en paraísos fiscales. 
Hay que unir a ello que desde que abdicara la corona, la vida del Rey Emérito, alejado de la familia, salvo alguna foto para la ocasión, se convirtió de manera negativa en la imagen de la institución. Sus apariciones en público con la familia apenas duran el tiempo justo para que las revistas del corazón hagan la foto de sus portadas. Con razón se compara su vida actual con la del ex Rey Faruk de Egipto. 

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