Cartas al director

Entre la incompetencia y la perfidia, camina hoy mi España

Y todos los políticos a remolque de los tristes acontecimientos que hoy nos agobian. Quién tenga dudas, que se acerque a la realidad, que hoy les toca  vivir  y saque conclusiones de todo ello. Donde la ingeniería social, puesta en marcha por el actual Gobierno, fue consentida y avalada por todos los políticos, temerosos de perder simpatizantes, algo que resulta difícil de entender, por la provocación y el secuestro ciudadano, fruto de esta venta de fantasías políticas, sin trabajo alguno y exentos de sacrificios. Así seguimos como borregos, su ruta ya diseñada para una cacareada desescalada comunista, que es un paripé más  para la confusión y en engaño masivo. Ya que la fiesta por ellos montadas, para el consabido engaño, tienen un coste y este debe ser cancelado, en tiempo y forman, no hay otra, ya que todo ello depende de la voluntad de los prestamistas odiados y vilipendiados, indiscriminadamente, diariamente. Y aquí si tenemos un grave problema, que solo se resolverá con la aceptación de las condiciones  impuestas por los repudiados prestamistas. La realidad no puede ocultar fantasías y exige ya compromisos, serios y creíbles, para aliviar esta situación insostenible y por ellos creadas. Y alguien deberá poner orden donde campa hoy a sus anchas el desorden y el despilfarro. Europa nos enseña el camino, no hay otra...
Tarea harto difícil de conjugar, ya que las exigencias son reales y no bajarán el listón. Ya solo nos queda aceptarlo, o descalificarlos, acusándoles de usureros y rupturistas, como es la costumbre, por defender el dinero, proveniente del trabajo, ahorro y sacrificio de sus ciudadanos, que alguien pretendía, que no tenía dueño y podía tomarlo sin condición alguna, o incumpliendo torticeramente las mismas. Aquí está la diferencia entre aquellos países construidos con sangre, sudor y lágrimas, entre ellos sin duda está la España real, la que consiguió ese progreso actual de los últimos cuarenta años, con el sacrificio de todos sus hijos, lo que esta alianza macabra de comunistas, separatistas, okupas, con sus respectivas mafias y ONGs de ocupación y tapadillo, lo que tratan, no solo de ocultar y confundirnos con fantasías ya fracasadas, quieren convertirnos en un país de pedigüeños y subsidiados a sus órdenes e incondicionalmente.

Europa hoy reafirma su tradicional camino al progreso, donde su transición conservadora y liberal está llena de sacrificios y trabajo productivo que le lleve a la cumbre. Y no sería de recibo que se prestase a estas confusiones y perfidias de quienes, con sus camuflajes comunistas, intentan hoy secuestrarla y marcarle la ruta destructiva para su liquidación como alternativa valiente y eficaz, para ser un árbitro válido y fiable del nuevo orden mundial que se avecina. La confusión programada entre la China del progreso sin libertad, que trata de invadir al mundo, y la Europa tradicional, donde la libertad ciudadana es un valuarte a conservar y en alza, donde no existe un punto intermedio, ya que este ya fue tomado por asalto por sus enemigos camuflados que intentan suvertir el orden constitucional y respeto a las instituciones democráticas, por un paripé destructor y el ejemplo mas palpable de este asalto ya lo efectuaron en Venezuela y les sirvió como ensayo que solo le dejó ruina y miseria que reparten equitativamente con su tarjeta de racionamiento. Este es el espejo viviente de la revolución bolivariana, lo que Pablo Iglesias y su compañero de fechorías Pedro Sánchez, intente repetir en España utilizando esta pandemia del coronavirus como coartada para someternos a sus dictados comunistas, atacando indiscriminadamente  los deberes elementales para la defensa de la patria y sus instituciones democráticas. Aquí cabe aquel célebre refrán: Dime con quién andas y te diré quién eres. Ello hace sospechar a Europa y les exige rectificaciones creíbles para aportar ayudas.

Tal vez Pedro y Pablo ignoran que Europa si forma parte de ese mundo, que ellos pretenden tomar por asalto y destruir sus últimos traspiés, ya deberían hacerlos reflexionar, o terminaremos como Grecia en su día. No hay otro amigo. Nadie puede engañar a tanta gente en tan poco tiempo. Y ya solo nos queda cumplir las exigencias. Aquí cabe aquel dicho gallego de: Amiguiños sí, pero a vaquiña polo que vale.