El encanto que esconden las calles de Bouzas no se limita a su parte histórica, tal y como demostró ayer el historiador Ramón Iglesias, organizada por el Ateneo Vila de Bouzas. Integrante de los Instituto de Estudios Vigueses, el ponente disertó sobre la edificación del siglo XIX y XX en un paseo virtual por el ensanche boucense. 'Lo importante en Bouzas es el conjunto arquitectónico que permanece casi sin alterar y su capacidad para integrar las nuevas obras; una muestra es la conservación de la mayoría de los remates de las casas', afirmó.
Recorrió ejemplos de eclepticismo, regionalionalismo o racionalismo; tan solo escasearon los ejemplos de modernismo. Para Iglesias, el edificio más singular es racionalista: 'Me quedo con la construcción de Castro Alonso en Tomás Alonso, 294, haciendo esquina con Pedro Paz, por su limpieza y sencillez de líneas'.La riqueza arquitectónica de la villa está relacionada con el apogeo de la burguesía por la bonanza del sector conservero. De ahí que acoja, según el historiador, uno de los mejores ejemplos de arquitectura fabril, Alfagemen, 'un ejemplo valiosísimo tanto por la construcción en sí como por el arquitecto, Gómez Román, un hombre de un gran peso en la ciudad'.
Pero no son las únicas peculiaridades del barrio, donde también se conservan el conjunto más numeroso de los chalets regionalistas, ya desaparecidos de otras zonas como Peniche o O Castro.
El ensanche rodea a un casco histórico, que en palabras de Iglesias, 'poco se diferencia del Casco Vello a no ser por el tamaño mucho menor'. Casas tradicionales con patín, pazos urbanos como el de Lira, en Ferreiros o arquitectura religiosa como la iglesia parroquial del siglo XVI son algunas de sus joyas.
'Creo que la crisis beneficiará la conservación de este conjunto porque se estudiarán más los proyectos a construir', afirmó el historiador, que indicó 'que esto no significa que no se puede levantar un edificio nuevo contemporáneo en un solar vacío del casco histórico, pero este debe armonizar con el contorno'.
Pero no son las únicas peculiaridades del barrio, donde también se conservan el conjunto más numeroso de los chalets regionalistas, ya desaparecidos de otras zonas como Peniche o O Castro.
El ensanche rodea a un casco histórico, que en palabras de Iglesias, 'poco se diferencia del Casco Vello a no ser por el tamaño mucho menor'. Casas tradicionales con patín, pazos urbanos como el de Lira, en Ferreiros o arquitectura religiosa como la iglesia parroquial del siglo XVI son algunas de sus joyas.
'Creo que la crisis beneficiará la conservación de este conjunto porque se estudiarán más los proyectos a construir', afirmó el historiador, que indicó 'que esto no significa que no se puede levantar un edificio nuevo contemporáneo en un solar vacío del casco histórico, pero este debe armonizar con el contorno'.
