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Guías en la Iglesia del mañana

De izq. a derecha, Gabriel Gómez, Emilio Veiga, Jesús García y Miguel Fernandes (delante); Fabián del Amparo, Ramiro Álvarez y Luis Boullosa (detrás).
photo_camera De izq. a derecha, Gabriel Gómez, Emilio Veiga, Jesús García y Miguel Fernandes (delante); Fabián del Amparo, Ramiro Álvarez y Luis Boullosa (detrás).

La diócesis celebra este domingo el Día del Seminario, jornada en la que dará a conocer el funcionamiento de un centro, que forma en Vigo a siete candidatos a sacerdote

 Entre los muros del Seminario Mayor San José, en Vigo, siete estudiantes se preparan para ejercer el sacerdocio. Con perfiles variados e historias llenas de búsquedas: Ramiro, Jesús, Gabriel y Emilio, en el último ciclo, el de teología; junto a Fabián, Luis y Miguel, en el de filosofía, siguieron la llamada y ultiman su preparación para ordenarse. 

Consiguieron superar los miedos que los frenaban para dar el paso: “Todos soñamos alguna vez con formar una familia, es una renuncia grande; y en mi caso, que soy hijo único, impone la soledad”, reconoce Jesús García. Para Fabián del Ámparo, de Salvaterra, lo peor era el temor a que sus amigos lo juzgasen diferente: “No es lo común, no quería que me viesen como el raro”.
Emilio Veiga, de Redondela, cree que el principal obstáculo fue comprender ese impulso: “Se puede tardar en identificar la vocación”. En su caso, ingresó primero en el seminario menor de Tui y se dio un tiempo antes de decidirse a continuar por el camino del sacerdocio. “La decisión impone un poco, porque es una gran responsabilidad”, añade Gabriel Gómez, a lo que Luis Boullosa (ambos de Vigo) puntualiza que si bien es un sacrificio, “es una renuncia alegre, es un proyecto que surge en medio de nuestra vida, pero que nos hace muy felices”. Ellos serán los guías de la Iglesia del mañana: “Hay que dignificarla y superar la idea preconcebida que tenemos de la Iglesia; nuestro papel será revelarles esto a la gente para que la sientan cercana; la Iglesia siempre es la misma, somos nosotros los que nos tenemos que implicar”. Así ve Jesús el proyecto al que está llamado a formar parte. Vecino de Chapela, descubrió su vocación a los 15 años, durante unas jornadas, pero no fue hasta los 23 años en que se decidió a dar el paso. “Había terminado Restauración y estaba en Roma  en una estancia cuando murió mi párroco, como no pude despedirme lo busqué en internet y me marcó una frase suya en un video de Youtube; comparaba la vocación con el noviazgo; decía que no podíamos pasarnos toda la vida planteándonos que habría sido de mí, si me hubiera decidido”.
El descubrimiento de la vocación surgió en muchos casos con el ejemplo de los más allegados como la madre de Fabián, catequista que lo habituó a la asistencia de convivencias; el párroco de Jesús o la abuela para Gabriel, a quien también le influyó el responsable de su parroquia.
Sin embargo, fueron muy diferentes las circunstancias que reunieron a estos jóvenes, con edades comprendidas entre los 23 y los 35 años, la mayoría con estudios superiores. Mientras algunos lo tuvieron claro pronto como Gabriel, que ya a los 12 años se planteó entrar en el seminario, para otros como Ramiro Álvarez fue una vocación tardía. Músico de profesión, intercalaba los compromisos civiles con encuentros religiosos para dar respuesta a sus inquietudes espirituales. Luis Boullosa nunca se imaginó que acabaría en el seminario, “ni de broma”, admite. Finalizó su licenciatura en Administración y Gestión de Empresas, cuando necesito algo más: “Ahora estoy feliz”.
Cuando el orden volvió a su vida y todo parecía funcionar, Miguel Fernandes, venezolano emigrado a Portugal, buscó una señal. “Vivía bien con mi madre y mi sobrina; me acababan de ascender en el trabajo, pero el 2 de febrero del año pasado, yo interpelé a Dios sobre cómo dar sentido a mi vida”. 
Años atrás se había planteado ordenarse, pero abandonó la idea por temor: “Ese día, que se conmemoraba la Candelaria y el aniversario del entierro de mi hermana, un párroco que no me conocía de nada me preguntó por qué no me hacía sacerdote”. Para Miguel fue una luz, un primer paso. Hace seis meses ingresó en el seminario.

Dos centros de formación con 42 estudiantes

 Estos siete estudiantes se forman en el Instituto Teológico de San José, dependiente académicamente de la Universidad Pontificia de Salamanca. Su rector es Juan Diz Miguélez; junto a él integran el equipo formativo dos sacerdotes,  Ángel Carnicero Carrera y Luis González Cedeira. Acuden a sus aulas, para impartir clase, una veintena de profesores. El centro de Vigo imparte los estudios eclesiásticos están divididos en dos ciclos a los que se añade un año más de práctica pastoral, para completar los siete años de formación eclesiástica.
La primera fase formativa está en Tui, en el seminario menor San Pelayo. Son 35 los seminaristas menores que realizan aquí sus estudios durante el curso actual: 13 internos y 22 externos. Se realizan estudios de ESO y bachillerato reconocidos oficialmente. Al frente está su rector, Fernando Cerezo García; el formador, Alberto Montes Rajoy y el director espiritual, Luis González Cedeira.
En todas las parroquias, bajo el lema “El Seminario, misión de todos”, transmitirán mañana a los feligreses un mismo mensaje: “La necesidad de participación activa de todos los cristianos en el acompañamiento de las vocaciones sacerdotales”.

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