VIGO

Una generación entre dos crisis

Angélica  encara el futuro con optimismo.
photo_camera Angélica encara el futuro con optimismo.
Sufrieron la consecuencias de la primera crisis económica, hace más de diez años, y ahora, una pandemia paraliza su despegue hacia la estabilidad. Más de 32.000 vigueses ‘milenial’ se enfrentan a un futuro incierto

 La primera recesión económica les complicó su entrada en el mercado laboral y ahora, la pandemia del coronavirus vuelve a ponerles contra las cuerdas. Son la generación milenial. En Vigo, hay 32.240 jóvenes entre los 26 y los 35 años de edad a los que se les presenta de nuevo un futuro incierto. Los 14.951 que aún no han superado la barrera de los 30, el parón por la Covid-19 se les presenta como un salto al vacío de cara a la estabilidad, para la que se han estado preparando. Para los 17.289 restantes, cuya edad oscila entre los 31 y 35, la situación les toca directamente en su búsqueda de la estabilidad, trabajo, vivienda y la opción a una familia propia.
Es precisamente en los “treinta y tantos” donde se sitúa la edad media para tener un hijo, que en Vigo, según la última estadística del IGE referente a 2019, está en los 33,4 años y 31 a nivel gallego, para el primero.
La emancipación se ha alargado por culpa de la crisis generada en 2008 provocando también un movimiento migratorio que ha llevado a 583 jóvenes de la provincia, entre 25 y 34 años, tal y como refleja el INE, a buscar un futuro en el extranjero. Fueron más hombres que mujeres, 309 frente a 274.
El ciclo puede volver a repetirse. Con la economía paralizada desde marzo,   el riesgo aumenta de cara al acceso a un primer trabajo o el despegue y consolidación del emprendedor. No obstante, haber salido a flote de una crisis también les ha hecho más fuertes y les ha dado más herramientas para “reinventarse”.  Ésta es la filosofía de Angélica Falagán. A sus 36 años recién cumplidos está dispuesta a no dejarse vencer por el derrotismo. “Me conmueve escuchar que somos la generación perdida entre dos crisis, que nos toca postergar todo otra vez, pero yo no voy a dejar que eso suceda. Seguimos valiendo tanto como antes, incluso más, porque las dificultades nos ponen a prueba y nos hacen desarrollar todavía más nuestras capacidades”.
Licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas, esta viguesa afirma que “la crisis nos afecta a todos, sin duda, pero sus consecuencias dependen del momento vital en el que nos encontremos”. Desde su punto de vista, “es el momento de aprovechar para seguir formándome y desde el optimismo, seguir buscando oportunidades, las hay, claro que las hay, aunque no sea fácil”.
Para Iria Herrera, de 33 años y con un trabajo estable desde hace seis meses, ahora “es el momento de ahorrar”. En su caso, ha pasado por varios empleos precarios hasta poder entrar a formar parte de la plantilla de PSA, algo que, dentro de la situación, “me da cierta tranquilidad”. Acostumbrada a tener que enfrentarse a los vaivenes en los últimos diez años, es conscientes de que el futuro es “incierto” debido a una crisis generada por una pandemia, algo que no esperaba nadie.
 Ester Alonso confía en que la “caída”  debido a la pandemia no sea tan dura . A sus 33 años, esta abogada viguesa encara el futuro con la misma filosofía que hasta ahora, la de no rendirse.   Según explica, la crisis de 2008 la vivió muy de cerca en su casa, ya que afectó de lleno a sus padres, cuando ella estudiaba aún en la Universidad. “He tenido que moverme mucho, trabajar con gran esfuerzo para conseguir una estabilidad económica, pero hay que  mirar hacia adelante”, explica. Antes del coronavirus , tuvo que superar otras situaciones difíciles que le hicieron darse cuenta de que “en la vida hay prioridades, y lo más importante es la salud”.

Una publicista que comenzaba una nueva etapa

Simpatizantes de Vox recorren las calles de Vigo124

Angélica  encara el futuro con optimismo.

Licenciada en  Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad de Vigo (2002/2006), afrontó la crisis de 2008 intentando incorporarse al mercado laboral y pudiendo trabajar en diferentes empresas y emancipándose con sólo 24 años. Un mes y medio antes del estado de alarma dejaba atrás una etapa profesional muy importante como directora de marketing del Centro Comercial Gran Vía , “un proyecto en el que volqué toda mi energía”. Tras dos años, “era el momento de parar, coger ahora y plantearme nuevos retos y proyectos ilusionantes”, pero se declaró el estado de alarma.  “Nos reinventaremos si es necesario, no somos una generación perdida, somos una generación que gana batallas”.

Una trabajadora estable desde hace seis meses

Iria confía en poder mantener su estabilidad.

Iria confía en poder mantener su estabilidad.

Tras abandonar sus estudios universitarios en Santiago, “porque me di cuenta de que no era lo mío y estaba causando un gasto innecesario en casa”, Iria trató de buscar un empleo. La crisis económica de la que “en principio no tuve mucha percepción” sí le afectó a la hora de conseguir un trabajo “estable y bien remunerado”.  Hasta los 31 “hice casi de todo, desde teleoperadora, a vender tarjetas... La mayoría empleos temporales de seis meses o por horas”. Su suerte cambió hace sólo medio año, cuando entró a formar parte de la plantilla de PSA. Reconoce que “vivo con mi pareja pero no nos habíamos planteado formar una familia, no podíamos“.n

Una abogada que dirige su propio despacho

Ester  sigue luchando frente a esta nueva crisis.

Ester  sigue luchando frente a esta nueva crisis.

 Tras finalizar sus estudios de Derecho, Ester Alonso se trasladó a Madrid para estudiar un máster sobre Propiedad  Intelectual y comenzar sus primeros trabajos en prácticas en despachos, donde en aquel momento no hacían contratos. Para ampliar su formación decidió pasar un año en Inglaterra, donde compaginaba el estudio con el trabajo “en hoteles y restaurantes”. Al regresar a Vigo realizó otro máster de Abogacía y comenzó a trabajar en un despacho con un sueldo que no le daba para su estabilidad. “Entonces me surgió la posibilidad de montar mi propio despacho, y sin contactos ni clientes comenzó una andadura en la que “he invertido todo mi esfuerzo y trabajo” y le impide, de momento, pensar en poder tener hijos.

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