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Felicidad e historia en los Juegos

Begoña Fernández (dorsal 18) celebra la victorai obtenida ante Corea en el partido por la medalla de bronce en Londres.
photo_camera Begoña Fernández (dorsal 18) celebra la victorai obtenida ante Corea en el partido por la medalla de bronce en Londres.
Támara Echegoyen, con un oro, y Begoña Fernández, con el bronce, subieron al podio hace ocho años en Londres
Una joven tripulación con la pontevedresa Támara Echegoyen al mando. A su lado, la coruñesa Sofía Toro y la asturiana Ángela Pumariega. Un oro olímpico, inesperado, merecido e histórico. No muy lejos, en el pabellón Basketball Arena, unas horas después y tras dos prórrogas en un partido de balonmano, obtenía el bronce la viguesa Begoña Fernández con la selección española. Un domingo 11 de agosto que quedará marcado en la particular historia del deporte femenino, tanto de Galicia como de la ciudad olívica. El primer triunfo en unos Juegos de deportistas gallegas, la primera medalla olímpica de un representante de la ciudad. Historia, datos para los libros, pero con una notable carga sentimental. 
"El partido... Como para olvidarlo. Estábamos cansadísimas. Fue una segunda oportunidad porque perdimos el primer partido de los Juegos contra Corea. Y jugamos muy mal aquel partido. Nos costó mucho ganarlas, estábamos en reserva total y jugamos dos prórrogas. Fue un partido superbonito, de los más bellos de mi carrera deportiva", rememora Begoña Fernández. Una sensación de extásis, de "felicidad extrema" y, también, "no eres consciente de lo que has conseguido. Yo, lo que recuerdo es que estábamos muertas del cansancio y muy felices. Pero no te da tiempo a asimilar lo que te está pasando. Necesitas que pase y repose. Yo cuando fui más consciente fue al llegar a Vigo y ver el recibimiento en Peinador. Estaban ahí todos mis amigos, mi familia, un montón de gente... Ahí fue cuando me di cuenta", expresa la ya histórica pivote.
La sensación fue similar a la que tuvo una joven Támara Echegoyen que, con 28 años, dirigía el trío de 'match race'. "La situación más sorprendente fue unos meses después cuando me encontré a Marina Alabau en una gala del deporte. Le pregunté, ¿Marina, a ti no te pasa que cada noche te despiertas porque sueñas que vuelves a luchar por la medalla? Y me dijo: A mí me pasa lo mismo. Todo lo que te pasa es tan emocional que necesitas tiempo para asimilar que la medalla está ganada y es tuya", expresa Echegoyen. 
En aquel momento obtuvo una victoria que "llegó tras mucho trabajo y acertar con él. Todo lo que hicimos se mostró esos días. Fue el primer paso de la carrera que inicié después y en la que sigo", expresa. 
No obstante, para Begoña Fernández, aquel bronce tuvo más sabor a final tras "estar casi diez años con las mismas jugadoras en la selección y con muchas compartía equipo. Aquel 2012 fue muy complicado porque ya había problemas económicos en España y lo pasamos mal. Teníamos que tomar la decisión de seguir en España o salir fuera", rememora. Y así, llegó la victoria agónica ante Corea del Sur. "Las compañeras llegan a ser como tu familia porque el sentimiento que tienes hacia ellas es muy fuerte. Son muchos momentos juntas, muchas experiencias y también fue clave en nuestro éxito. Sin ser una generación de gran talento, ganamos mucho", incide Begoña Fernández. 
Echegoyen asegura que llegó a Londres "con una presión cero porque la gente no esperaba que nosotras pudiéramos ganar. Fuimos concientes de que nuestro papel era salir al agua y dar lo mejor cada día. Era importante no dejarse llevar por lo que genera unos Juegos y lo supimos gestionar", explica Echegoyen. Y lo hicieron hasta obtener una victoria ya histórica y con lazos de amistad. "Mantengo el contacto con las dos, con Sofía y con Ángela. Ir a unos Juegos y ganar es muy bonito, pero lo más importante son los momentos que vives por el camino", concluye.n

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