Opinión

Falso triunfalismo

De nuevo la maquinaria de la propaganda en marcha. La difusión de una información tendenciosa en apoyo de una causa. Sánchez le ha espetado a Casado en el Parlamento que “su aportación al gran logro español en la Unión Europea ha sido inexistente”. Se refiere al histórico acuerdo de los veintisiete jefes de Estado y de Gobierno para cerrar el Presupuesto de la Unión hasta 2027 y el Fondo de Recuperación tras la pandemia. Un mecanismo inédito que movilizará hasta 750.000 millones de euros para ayudar a los países más afectados, de los que 390.000 millones supondrán transferencias directas, es decir, a fondo perdido, y 360.000 millones, créditos a devolver.

Sin duda, el acuerdo constituye un éxito para el concepto de la Unión y consagra la idea europea, y hace olvidar momentáneamente aquellos elementos y disfunciones que en otras ocasiones, y con razón, han alimentado el sentimiento euroescéptico, que no antieuropeo. Pero Sánchez no se corta un pelo y tirando de propaganda política se autoproclama como el héroe salvador patrio y protagonista del acuerdo alcanzado: “Ha costado pero lo hemos conseguido”.

Lo que deseaba el Presidente socialista es que los 140.000 millones que el fondo de reconstrucción destinará a España fueran 200.000 y que los 72.000 millones que serán a fondo perdido hubieran sido 100.000. Pero lo que realmente anhelaba Sánchez, como todo gobernante que sufre de incontinencia presupuestaria, es que el fondo estuviera exento de condiciones. Afortunadamente, no será así.  Los países que deseen acogerse al mecanismo deberán “preparar planes para la recuperación y la resiliencia nacional donde expongan su agenda de reformas y de inversiones para el período 2021-2023”, que deberán ser estrictamente evaluados por la Comisión Europea para que los fondos queden “sujetos al satisfactorio cumplimiento de los objetivos”. Los llamados países frugales (Suecia, Holanda o Austria), han logrado finalmente imponer que las ayudas se concedan gradualmente y condicionadas a reformas estructurales en ámbitos como el del mercado laboral, el de los ajustes presupuestarios y el de las pensiones; reformas antagónicas con las promovidas por el Gobierno social-comunista español, que tantas desconfianzas genera en Europa. En caso de que las condiciones no se cumplan, la Comisión podrá activar lo que se ha llamado “freno de emergencia” para interrumpir las transferencias, porque lo que han aprobado los países miembros no es la financiación de la ruinosa política económica del gobierno Sánchez-Iglesias.

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