Opinión

España se va al carajo

Los hispanos prefieren la guerra al descanso, y si no tienen enemigo en el exterior lo buscan en casa”. Lo dijo Pompeyo Trogo hace más de dos mil años. Hace más o menos doscientos, Gaspar Melchor de Jovellanos dijo algo parecido: “España es el país más fuerte del mundo, los españoles llevan siglos intentando destruirlo y no lo han conseguido”. Yo, mucho más prosaico y más grosero, digo: “España se va al carajo”.
Como logramos expulsar a los árabes; como conseguimos independizarnos de los franceses; como no pudimos auto aniquilarnos  en la Guerra Civil; como sobrevivimos a la batalla del Ebro, a los bombardeos de Guernica, a las checas, a los juicios sumarísimos, a las sacas de presos, a los paseos por las cunetas y a los tribunales del odio de cada bando; como resistimos a Franco, a la dictadura y fuimos capaces de hacer una Transición modélica; como derrotamos a ETA y alcanzamos la paz, volvemos al “para bellum”. Pero esta vez es peor, no habrá balas que nos protejan. 
Esta vez la lucha será incruenta. Pero más letal que una guerra biológica. Ahora nos intoxicamos hasta el exterminio con Autonomías para cada cuenca, cada estepa, cada denominación de semillero; con Estatutos a medida de la autodestrucción programada a medio plazo; con una Constitución que solo sirve para transgredirla; con Transferencias en educación, sanidad, fuerzas del desorden y cárceles de cinco estrellas para los secesionistas; con Televisiones para ensalzar al gobierno más reivindicativo y hacer proselitismo de sus felonías; con libertad para la apología de los nacionalismos de cada barrio, de cada bar, de cada club de petanca; con posverdades ad hoc en cada jardín de infancia, en cada pupitre de escuela, aula, cátedra o paraninfo. Relectura del pasado, no de sus causas. He ahí la perversión hecha doctrina hispanofóbica. 
Solo se tiran piedras contra el árbol que da frutos. La canallada dirigente de cada feudo autonómico exige cada vez más concesiones, más prebendas, más agravios comparativos. Y chantajea. España le importa a nadie tres prepucios. Se traficaron transferencias por alianzas, se empoderaron las 17 tribus con sus 17 caudillos y su cohorte de aduladores, se consintieron las 17 cleptocracias. Los catalanes quieren irse, después serán los vascos, después lo baleares, a continuación los valencianos, los gallegos dependerá de quien dé más. A esto le llaman conflicto territorial. Y es la hecatombe. 
España en mano de los españoles: la quinta esencia del divide y vencerás, la aniquilación total, el desastre entrópico del caos, Chernobyl aquende el Pirineo. España vaciada y troceada. Por fin no habrá vencedores.

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