El presidente del Celta dice que buscará una alternativa a Balaídos si hay opciones de jugar en Europa. El debut de Rafinha se aplaza por una lesión
Carlos Mouriño se frena cuando habla de la temporada que el Celta está iniciando y de la plantilla que se ha confeccionado. Pero, pese a la precauciones a las que invita el fiasco del pasado curso, la sonrisa se le escapa: "Éste es el equipo más ilusionante que hemos confeccionado. Estamos en un momento dulce".
Tal dulzura la ejemplifica, principalmente, en el retorno de Denis Suárez, Santi Mina, Pape Cheikh y Rafinha. "No podríamos recuperar esos jugadores sin el esfuerzo de ellos –quiso dejar claro desde el inicio–. Han puesto muchísimo de su parte. Muchísimo. Pero muchísimo", recalca.
Con todo, trabaja para no dejarse cegar por tal ilusión y refrena el deseo a la hora de fijar un objetivo para la temporada. "Me equivoqué tremendamente el año pasado al hablar de Europa. Tenemos buen equipo y lo que hay que exigir es la permanencia. A partir de ahí, soñar", comenta.
La idea del presidente y de todo el celtismo es que el aumento del esfuerzo económico, con un gasto en fichas que pasa de 46 a 62,5 millones –después de que el pasado verano subiese de 39,5 a esos 46–, se refleje sobre el césped. E hila el rendimiento deportivo con el económico, al elevar el tope salarial que la Liga le permite. "Por el esfuerzo de equilibrar la economía y de buscar recursos hemos logrado que la Liga suba el tope salarial, que no es fácil. Hemos dado un salto cuantitativo en nóminas", señala Mouriño, quien además resalta que "el gasto en fichajes fue de 39 millones".
Rememorando el verano, reconoce que en la espera por las primeras opciones "corríamos el riesgo de quedarnos sin nada. Podían haber venido otros jugadores con muy buen cartel. Pero sabíamos desde hace mucho tiempo que esos cuatro jugadores, de salir, vendrían aquí. Porque son del Celta. Conseguir estos cuatro fichajes en una temporada no es fácil. Pero los llamábamos todos los años. El porqué se dio esta campaña con los cuatro no lo sé. Cuajó ésta pero es fruto de un proyecto".
Y advirtió el presidente que ahora, "va a haber gente que va a tener muy difícil jugar. Por ejemplo, las posibilidades de Beauvue son mínimas. Pero, salvo en momentos muy particulares de negociaciones, el míster tiene toda la libertad".n
Tal dulzura la ejemplifica, principalmente, en el retorno de Denis Suárez, Santi Mina, Pape Cheikh y Rafinha. "No podríamos recuperar esos jugadores sin el esfuerzo de ellos –quiso dejar claro desde el inicio–. Han puesto muchísimo de su parte. Muchísimo. Pero muchísimo", recalca.
Con todo, trabaja para no dejarse cegar por tal ilusión y refrena el deseo a la hora de fijar un objetivo para la temporada. "Me equivoqué tremendamente el año pasado al hablar de Europa. Tenemos buen equipo y lo que hay que exigir es la permanencia. A partir de ahí, soñar", comenta.
La idea del presidente y de todo el celtismo es que el aumento del esfuerzo económico, con un gasto en fichas que pasa de 46 a 62,5 millones –después de que el pasado verano subiese de 39,5 a esos 46–, se refleje sobre el césped. E hila el rendimiento deportivo con el económico, al elevar el tope salarial que la Liga le permite. "Por el esfuerzo de equilibrar la economía y de buscar recursos hemos logrado que la Liga suba el tope salarial, que no es fácil. Hemos dado un salto cuantitativo en nóminas", señala Mouriño, quien además resalta que "el gasto en fichajes fue de 39 millones".
Rememorando el verano, reconoce que en la espera por las primeras opciones "corríamos el riesgo de quedarnos sin nada. Podían haber venido otros jugadores con muy buen cartel. Pero sabíamos desde hace mucho tiempo que esos cuatro jugadores, de salir, vendrían aquí. Porque son del Celta. Conseguir estos cuatro fichajes en una temporada no es fácil. Pero los llamábamos todos los años. El porqué se dio esta campaña con los cuatro no lo sé. Cuajó ésta pero es fruto de un proyecto".
Y advirtió el presidente que ahora, "va a haber gente que va a tener muy difícil jugar. Por ejemplo, las posibilidades de Beauvue son mínimas. Pero, salvo en momentos muy particulares de negociaciones, el míster tiene toda la libertad".n
