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“Era muy frágil, para nosotros la prioridad era que estuviera bien”

Miguel y Diana, con su hijo Damián, ayer en el salón de actos del Cunqueiro.
photo_camera Miguel y Diana, con su hijo Damián, ayer en el salón de actos del Cunqueiro.

 Damián nació en la semana 27 y pesó menos de un kilo. Esto hizo que tuviera que pasar casi tres meses ingresado en la UCI de Neonatología. De esto hace casi tres años y ayer correteaba por el vestíbulo principal del Cunqueiro bajo la mirada feliz de la doctora Concheiro, la jefa de sección de Neonatología. Su madre, Diana, recuerda que el primer impacto fue “un disgusto terrible, una gran incertidumbre, mucho miedo y ganas de llorar, porque no sabíamos que iba a pasar. No teníamos noticia de lo que suponía esto y pensábamos que iba a ser un niño con problemas neurológicos muy graves, con secuelas, y que no podría tener una vida plena el día de mañana. Cuando le das visibilidad a esto te das cuenta de que no es así”. Y de hecho no fue así. Su hijo no tiene secuelas, salvo que por ahora su altura está un poco por debajo de los percentiles normales, pero no es preocupante. Los prematuros tienen seguimiento hasta la edad escolar porque hay problemas que se detectan por ejemplo en la expresión escrita. Diana y Miguel aseguran que su experiencia en el Cunqueiro fue “espectacular” y añaden que “cuando estás aquí a veces estás nervioso y cansado, pero cuando miras atrás ves que no se puede pedir nada más, es un equipo estupendo. Y sabes que estás aquí  el tiempo necesario hasta que tu hijo esté listo para ir a casa”. El primer contacto piel con piel con Damián fue una semana y media después. “Fue emocionante como para cualquier padre.

Era muy frágil, tan pequeño y con tantos cables, para nosotros la prioridad era que estuviera bien”, subrayan.

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