Opinión

El candidato Puigdemont

Es posible que desde la óptica de los intereses del PDeCat, las siglas actuales de la antigua CIU, presentar el cesado y huido Presidente de la Generalitat como cabeza de lista en las elecciones autonómicas del próximo 21 de diciembre, tenga su lógica. Pero no hay ninguna, si lo que se pretende es empezar una nueva etapa en la política catalana a partir de la cita con las urnas dentro de siete semanas. Carles Puigdemont, es una obviedad, ha salido abrasado del reto independentista que él ha liderado en estos últimos dos años, amén del futuro judicial y en su caso penal que pueda tener, una vez que se resuelva por parte de las autoridades belgas su entrega a la justicia española. Como se dice habitualmente, quien ha sido parte, y muy importante, del problema, no lo puede ser de la solución. Pero las cosas se han emponzoñado tanto en la política catalana, que en estos momentos los partidos independentistas no están en condiciones de tomar decisiones dirigidas a ver cómo se sale de una situación que ha dado con siete miembros de la Generalitat, con su Vicepresidente Junqueras al frente, en la cárcel; cinco huidos -con Puigdemont a la cabeza- en Bélgica, amén de unas Instituciones catalanas intervenidas en virtud de la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
En las próximas horas se sabrá si los partidos independentistas -ERC, PDeCat y la CUP- van en coalición electoral o no. Todo indica a que al final cada uno irá por su cuenta, aunque si los números dan después del 21-D, nadie duda de que volverían a reeditar su pacto para formar gobierno. Todas las encuestas publicadas en los últimos días indican dos cosas: que esa mayoría independentista puede estar en peligro y que de los tres partidos, el más votado con diferencia será la ERC. Detalle no menor es que su líder, Oriol Junqueras, se encuentra preso en la cárcel de Estremera, y aunque al no tener de momento una sentencia firme de inhabilitación para desempeñar cargo público, podría ser candidato, otra cosa es que si saliera elegido, pudiera tomar posesión de su escaño y por lo tanto ser Presidente de la Generalitat. En resumen: la política catalana se encuentra en un monumental lío, con la mitad del Govern cesado en la cárcel, la otra mitad en Bruselas y con unos partidos independentistas que, lógicamente, quieren sacar provecho electoral de esa situación, planteando una campaña muy centrada en la petición de amnistía -algo que no se puede dar según la Constitución- de unos presos que ellos llaman "políticos", pero que no son tal, porque están en la cárcel no por sus ideas, sino por haber cometido, presuntamente, en el ejercicio de sus funciones varios delitos tipificados en el Código Penal, como queda explicitado tanto en la querella presentada por la Fiscalía como en el auto de la juez Lamela por el que los envío a prisión.

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