Opinión

Duopolio: nuestra ignorancia, a salvo

Hay en internet sitio para todo. Por curiosidad, pregunté al gran buscador por las audiencias de televisión de la noche del pasado domigo en “prime time”. Había visto una cuidada película en TVE2: “El baile de la Victoria”, (2009). Poco comercial, aunque con momentos soberbios e intensamente conmovedora,  dirigida por Fernando Trueba y protagonizada por Ricardo Darín, y que acertadamente alguien definió como una “balada de perdedores”.

La curiosidad surgió cuando, a su conclusión, después de algunos wasaps con quien comparto mi devoción por el actor argentino, acomodo de nuevo mi cuerpo al sueño haciendo un zapping por el resto de cadenas para caer impetuosamente en el desánimo más absoluto. Un aquelarre de broncas, tatuajes, tangas, siliconas, desechos, insultos, carne y  provocaciones era lo que ofrecía Tele 5 a la audiencia del domingo. El lunes quise comprobar quien podía estar consumiendo esa descomunal putrefacción.

Sorprendentemente, entre quienes wasapeamos y bromeamos con que solo habíamos sido dos, la película la habían visto 285.000 personas, un 2,3% de los que estábamos en ese momento frente al televisor. Más de 5 millones de espectadores debían ya haberla visto, porque eligieron otras opciones. Entre 513.000 y 625.000 estaban viendo “Historias de San Valentín” (Sexta) o “Cuarto milenio” (Cuatro), sobre 1.200.000, “Noche de venganza” (TVE1) o “Parker” (el peliculón de Antena 3). Pero el líder indicutible, el que rompió la audiencia, fue “La casa fuerte” (T5) con 1.600.000 seguidores; el detrito al que antes me refería. Me pasma pensar en cuánto nos hemos esmerado en conservar intacta nuestra ignorancia. Si uno se ceba permanente con comida basura, acabará enfermando. Si uno consume desde joven este tipo de programas, el intelecto también se deforma e, irremediablemente, se arruina. Cualquiera necesita de vez en cuando una golosina o, tal vez, descansar conscientemente sobre algo ligero o intrascendente, pero es que el panorama es realmente estremecedor, a la vista de la agresiva oferta que permanentemente nos dirige el duopolio mediático de Atresmedia y Mediaset.

Les dan igual las multas por colusión publicitaria, contra la libre competencia al dificultar injustificadamente la entrada y expansión de terceros operadores en el mercado de la publicidad televisiva, el respeto de la vida privada de las personas o el pluralismo informativo. Tras la retirada de TVE de la contratación publicitaria y de las pobres audiencias que consiguen el resto de los concurrentes en este mercado, la única posibilidad que poseen los grandes anunciantes de llegar en horario de “prime time” al conjunto de los hogares de toda España es a través de las dos grandes plataformas televisivas, que acaparan el 90% de la publicidad en televisión en abierto.

¿Dónde está ahora la Responsabilidad Social de esas grandes empresas y anunciantes? ¿En esa basura? ¿De verdad?

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