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Un derribo marca el final de una época en Samil

La discoteca y restaurante "Fado", en el proceso de demolición esta semana.
photo_camera La discoteca y restaurante "Fado", en el proceso de demolición esta semana.
Punto final definitivo para la discoteca de la desembocadura del Lagares por irregularidades urbanísticas
 La discoteca de la desembocadura del Lagares ya es historia: el expediente sancionador abierto por la Axencia de Protección da Legalidade, de la Xunta, se hizo efectivo y las máquinas echaron abajo un local que tuvo varios nombres a lo largo de la historia, el último de ellos "Fado", y que últimamente funcionaba como sala de fiestas y restaurante. Con la ejecución de la piqueta también se pone punto final a una época muy larga de la historia del ocio local, que se inició a finales del pasado siglo y que incluyó otros locales ya historia como el Camaleón o el hotel Samil.
El derribo realizado a lo largo de esta semana no provocó gran sorpresa ni inquietud en el entorno: hace varios años -más de cinco- que el establecimiento carecía de toda actividad. En concreto, desde 2014, cuando el Concello ordenó la clausura tras una serie de denuncias vecinales por ruidos e irregularidades varias por parte de los vecinos. Sin embargo, la clave del fin de la actividad no estuvo en las molestias a las viviendas próximas sino en el incremento de la superficie de la discoteca, incompatible con la licencia y el ordenamiento urbanístico del entorno. 
La agencia gallega urbanística exigió la demolición de todo lo construido fuera de alineación y el resultado final ha sido drástico. La última propietaria de la discoteca era la sociedad Puente Samil S.L, que disponía de permiso para 465 metros cuadrados. Realizaron ampliaciones sin permiso hasta alcanzar una superficie total construida de casi 1.200 metros cuadrados. Al incremento ilegal se sumaba un detalle que ha resultado letal: la instalación se halla en una zona de especial protección, al lindar directamente con la Xunqueira del Lagares y la zona de servidumbre marítimo-terrestre. Demasiado para poder mantener abierto el negocio, que comenzó a funcionar en los años ochenta como "Mimbre" y luego recibió varias denominaciones, entre ellas "Olimpo", que fue la que se hizo popular en este siglo. 
Con uno u otro nombre durante algunos años  marcó la noche en Vigo, en especial en los noventa, con caravanas de coches estacionados en los alrededores del Lagares y la playa hasta altas horas de la madrugada, provocando no poco enfado entre los vecinos. También era un lugar clásico para los controles de alcoholemia, dentro de un ámbito, el de Samil, que contaba con otros hitos que poco a poco han ido desapareciendo del paisaje urbano de la noche, como As Dornas -demolido- o el Jonathan -reconvertido en otro negocio muy distinto- o incluso el hotel con sus espectaculos, que resucitará en un moderno complejo. 

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