Opinión

Defendamos la democracia

El Rey pronunció la semana anterior un mensaje firme y de unidad.Un mensaje necesario y esperado. Un mensaje en el cual manifestó lo que la sociedad española estaba deseando escuchar, frente al inmovilismo de un gobierno sobrepasado y bloqueado con un presidente al frente, que no ha sabido o no se ha atrevido, estar a la altura de las circunstancias excepcionales que estamos viviendo. Una vez más, un presidente de perfil y parapetado detrás de otros. Como también ha sido errada, la calculada ambigüedad, con un discurso opaco y oportunista, del líder del primer partido de la oposición. Como he dicho muchas veces, nos ha tocado sufrir la peor clase política de nuestra democracia.
¿Y qué futuro inmediato espero de las secesionistas autoridades catalanas? Pues que el peso de nuestras leyes vigentes recaigan sobre ellos a la mayor brevedad y con carácter de urgencia, así de claro y sin paliativos.
¿Y qué consecuencias esta ya teniendo este escenario? Pues de momento la confianza del consumidor bajó 5,6 puntos el pasado mes de septiembre en relación al mes anterior, tras empeorar, especialmente, la valoración que hacen los ciudadanos de la situación actual, según los últimos datos publicados del CIS. Desconfianza total de los inversores hacia nuestro país, correcciones bursátiles de calado en empresas y entidades financieras como Caixabank y Sabadell. Bajada de la bolsa y presupuestos generales del estado sin aprobar con todo lo que eso supone para la economía real. Y esto solo es el comienzo de un ciclo económico negativo que, si no se corta de raíz, nos va hacer sufrir y mucho a todos, y de manera especial a las pymes y familias catalanas. El dinero, y quienes lo mueven y tienen, quiere seguridad jurídica y confianza, y desde luego que con los de la CUP y la CNT marcando el paso del devenir en Cataluña, pues es más que justificable que las empresas se estén deslocalizando a la carrera. Movimientos, que tienen el objetivo de huir de la inseguridad jurídica que generaría una declaración de independencia de Cataluña, que han sido meditados y diseñados teniendo en cuenta muchos factores. Uno de ellos, y nada desdeñable, ha sido el emocional, para minimizar el impacto negativo en los clientes catalanes.
Este martes, todo apunta a que el Parlament, y a pesar de todo, celebrará una sesión ordinaria para efectuar la declaración formal de independencia de Cataluña, sus efectos y acordar el inicio del proceso constituyente. Ante este reto a toda la nación española espero, en defensa de nuestra democracia y antes del 12 de Octubre, la aplicación inmediata del artículo 155. Si así no se hiciera, sería el principio del fin de España como nación y el de una travesía en el desierto de la cual no aventuró buen final para nadie. Bueno, me autocorrijo, para la hábil Sra. Colau, alcaldesa de Barcelona, esta situación le está poniendo en bandeja convertirse en la lideresa que ella misma ansia en su particular y calculada hoja de ruta, al ver cómo sus adversarios políticos de todas las ideologías y facciones políticas, pueden quedar descabezados y para poder ocupar el espacio político de todos ellos. Si esto sucedería, el surrealismo ya sería total y absoluto en esta absurda e incomprensible espiral autodestructiva.

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