Opinión

Dardos contra Felipe VI

En Vic lanzan dardos, como un juego, contra un cartel con la imagen de Felipe VI; un vídeo electoral de Esquerra Republicana de Catalunya, muy difundido por TV3, arranca la cabeza del Rey de una fotografía; Pablo Iglesias 'celebra' el 14 de abril con un mitin republicano que es, en el fondo, una enmienda a la totalidad de la actual Constitución monárquica, esa que el presidente del Gobierno con quien Podemos aspira a coaligarse ha prometido defender y respetar. Y luego están los 'lazos amarillos' y la bronca contra Albert Rivera en Rentería, como si no tuviese derecho a entrar siquiera en la ciudad. Hay, en resumen, como un aroma antisistema en distintos ángulos de la campaña. Y la seguridad de que en el próximo Congreso de los Diputados habrá bastantes escaños en los que se abogue por una nueva forma del Estado.
Y no, eso no se remedia ni con la aplicación del artículo 155 ni, como ha propuesto Pablo Casado, sancionando penalmente los pitidos al jefe del Estado. Esto no se arregla, creo, meramente con medidas represivas. Pero, entonces, ¿cómo? Nadie nos propone remedios: pienso que la campaña está pasando como de puntillas por el 'desarme' moral que experimenta una España que, por el otro lado, va involucionando. Jamás me pareció tan claro el pálpito de las dos Españas. Jamás, supongo, la Monarquía estuvo menos y peor defendida que ahora.
Creo que ni la alianza 'de las derechas' ni una repetición del 'gobierno Frankenstein en la sombra' que repita la actual mayoría que sustenta a Pedro Sánchez serían la solución para atenuar esa dualidad y paliar los peligros que acechan al ser de la nación. Hace años que vengo sosteniendo la conveniencia de una gran coalición constitucionalista, reformista y regeneracionista, que, en una Legislatura, aunque sea acortada, emprenda las muchas reformas en pro de una democracia mejor, de un país más moderno y justo, que el país necesita. La famosa segunda transición. Pero ya vemos que ese gran acuerdo está cada día más lejos: el encono con el que los adversarios electorales se atacan va mucho más lejos de lo exigible en una campaña. Ahora, lo último que nos faltaba era ese 'no es no' de Albert Rivera a un futuro acuerdo con el PSOE: algún dirigente 'naranja' dice, incluso, que mejor una repetición de elecciones que un acuerdo con Sánchez.
Ocurre, no obstante, que no hay un solo trabajo demoscópico serio que no nos indique que solamente un acuerdo entre PSOE y Ciudadanos generaría un Gobierno estable y alejado de los enemigos del 'sistema' y de los extremos. Lo cual significa, supongo, que los ciudadanos apuestan por esa salida: creo que el líder de la formación naranja no tendría derecho a cerrar ese camino alegando, contra lo que los sondeos indican que es la voluntad de los españoles, que lo urgente es 'echar a Sánchez'.
España necesita una reconstrucción anímica y la seguridad de que las tendencias antisistema quedarán lejos de cualquier posibilidad de alcanzar alguna parcela de gobierno. Hay que evitar que el actual inquilino de La Moncloa pueda sentir la tentación de seguir en un puesto (que obviamente le encanta) a toda costa, es decir, con aliados poco deseables para los intereses de la nación. Piénsenlo de nuevo el señor Rivera y quienes, en su entorno, le influyen.

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