Opinión

Un cuerpo multidisciplinar

El cuerpo de Mossos d’Escuadra se creó como tal y en su versión moderna en pleno franquismo tomando el nombre del histórico grupo de voluntarios armados creado por la administración de Felipe V para vigilar el orden público durante el tiempo posterior a la Guerra de Sucesión. Quizá para muchos será una sorpresa saber que si bien durante la República se convirtieron en policías el servicio de la Generalitat, Franco los disolvió en el  39 para permitir su resurrección en el 50.  De aquella fuerza que el consejo de Ministro franquista autorizó entonces para ejercer como vigilantes de edificios públicos dependientes de la Diputación de Barcelona al poderoso entramado político y policial en el que se ha convertido por estas fechas hay un abismo no solo muy profundo sino francamente difícil de creer. Los Mossos d’Escuadra nunca debieron traspasar la barrera natural que separa un  cuerpo de policía autonómico de una organización omnipresente y omnipotente como es ahora, pero las sucesivas cesiones que los gobiernos nacionales han ido haciendo a partir de los años ochenta han hecho de esta policía regional con un nombre tan esperpéntico, un organismo de capacidad total merced a una estructura fuertemente jerarquizada. Mucho más a partir de los años noventa en que, como consecuencia de una política especialmente desarrollada para que los catalanes estuvieran contentos, los Mossos pasaron a desempeñar las competencias que hasta el momento estaban en manos de la Policía Nacional y la Guardia Civil. En definitiva, hoy tiene una plantilla que supera los quince mil miembros desde agentes rasos al mayor  que es el jefe supremo de todos ellos. Desde que Trapero está a la espera de juicio por sedición están sin él y así llevan ocho meses.
Últimamente se han caracterizado por disparar primero y luego si eso, ya veremos, y hace un par de días abatió a un sujeto que entró en la comisaría de Cornellá armado de un cuchillo encomendándose a Alá. Pero como lo mismo valen para la lucha antiterrorista que para otro menester cualquiera -como por ejemplo expiar a políticos y periodistas infieles- la Generalitat les ha puesto estos días a identificar y detener a los que destruyen lazos amarillos. O sea, a ejercer la vigilancia política por las buenas. En definitiva, un cuerpo multidisciplinar. Por versatilidad y riqueza de funciones que no quede.
 

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