Simeone insiste en la competición continental de nuevo. Es su ambición. Sin matices. Como lo ha sido, aún sin éxito, en cada uno de los últimos siete años. Ha sido subcampeón dos veces, en 201 y 2016, ambas contra el Real Madrid y ambas con un desenlace cruel, pero que han avivado cada día más la persecución del conjunto rojiblanco al torneo de los torneos.
Hace seis meses se despidió del sprint por la final del Wanda Metropolitano con un partido lamentable; una afrenta sufrida contra la Juventus (3-0) y Cristiano Ronaldo, de nuevo temible y cara a cara con el Atlético.
Es casi imparable para el conjunto rojiblanco. Hay múltiples ejemplos. El último, los tres goles con los que zarandeó de forma incontestable al Atlético en el citado 3-0 en el Juventus Stadium, pero ya había muchos más antes, como el penalti decisivo de la tanda que le frustró en la final de 2016.
Atlético de Madrid: Oblak; Trippier, Savic, Giménez, Lodi; Koke, Thomas o Lemar, Saúl, Vitolo; Joao Félix y Diego Costa.
Juventus: Szczesny; Danilo, Bonucci, De Ligt, Álex Sandro; Khedira, Bentancur, Matuidi; Cristiano, Bernardeschi e Higuaín.