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El covid se ceba con Vallecas

Control de la Policía Local en Vallecas.
photo_camera Control de la Policía Local en Vallecas.
La doctora María Garrido, que ejerce en el barrio madrileño de Vallecas, explica las circunstancias que, en su opinión, han llevado al agravamiento de la pandemia en esta zona del sur de la capital.

La situación del barrio es muy mala: por un lado, hay muchos casos de coronavirus y los servicios sanitarios están saturados, y por otro este aumento de casos viene a agravar una situación social muy límite para muchas personas". Con esa rotundidad explica la doctora María Garrido las circunstancias en las que el barrio madrileño de Vallecas inició ayer    14 días de serias restricciones para frenar la expansión de la enfermedad.
Vallecas es uno de los barrios que forman parte de las 37 áreas sanitarias de Madrid, ciudad y región, que desde hoy y hasta dentro de 14 días tiene limitada su movilidad al acumular el 25% de los contagios de todo el territorio madrileño, 1.000 casos por cada 100.000 habitantes, según las últimas estimaciones. La crisis del coronavirus -dice la doctora- ha supuesto un empeoramiento "brutal" de las condiciones de vida. "Está habiendo desahucios, hay mucha gente que se ha quedado sin trabajo, que está teniendo muchas dificultades para cubrir sus necesidades básicas, y que no está teniendo una respuesta de la administración".

UN BARRIO OBRERO
Con una densidad de población de 2.091,6 habitantes por kilómetro cuadrado, Vallecas fue también uno de los barrios más castigados en la primera ola de la pandemia en España: "El aumento de casos fue rapidísimo y fue una de las zonas de Madrid donde antes se perdió el control de la situación, donde los servicios sanitarios se saturaron muy pronto", recuerda Garrido. En esto "sí que incide claramente el hecho de que sea un barrio obrero. Pero no es una cuestión de estilo de vida. Es un barrio muy grande y muy diverso y no se puede generalizar. No todo el mundo es igual, ni hace las mismas cosas, ni tienen los mismo condicionantes, ni el mismo contexto".
"A las personas se les está culpando de aumentar los contagios. Dicen que son los migrantes, la gente más pobre, pero ellos no han elegido un estilo de vida en concreto que produzca esta situación. Sus condiciones de vida vienen impuestas por una desigualdad brutal, por una precariedad laboral que les impide teletrabajar o quedarse en casa cuando su salud se ve en riesgo", explica la doctora.
Esas personas a las que se les achaca los contagios hacen en su mayoría trabajos esenciales, "y esto se nos olvida a veces", remarca. "Precisamente son la gente que no puede dejar de salir a la calle porque su trabajo no puede esperar". Se trata de limpiadoras, gente que cuida de otras personas en situaciones de dependencia, "trabajos que no se pueden dejar de hacer y que te mantienen expuesto en todo momento", indica Garrido.

EL FACTOR HACINAMIENTO
"Esto, desde luego, no es elegido", explica la doctora. "Hay personas que viven así, y en el momento en que uno de los convivientes se pone enfermo es imposible hacer el aislamiento como se tiene que hacer para ser efectivo y no contagiar a los demás. Se están produciendo brotes por eso", incide. Además, "sabemos que el coronavirus donde más se transmite es dentro de los hogares. La mayoría de contagios es en ese contexto en el que se da, porque es donde hay un contacto más estrecho, más prolongado. Una casa donde viven varias personas en una habitación es un poco ratonera. Por mucho que quieran poner ellos los medios, no los tienen para aislarse adecuadamente".
Otro problema que viene de lejos y que ha influido también, según explica la doctora, es la exclusión sanitaria. En 2012 el Gobierno de Mariano Rajoy promulgó un real decreto con el que se excluyó a gran parte de la población de la atención sanitaria gratuita. "Al sentirse excluidos, muchas veces por miedo o por falta de información, no están acudiendo a los centros sanitarios, o cuando acuden se les da mensajes erróneos", dice Garrido. 

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