Opinión

Ciegos dictadores

En general es un mal de los dictadores, quienes únicamente miran para lo suyo buscando muchos la paz de los camposantos. Y por ahí es difícil la convivencia, desaparece la democracia y se apagan las ideas discrepantes sin rubor e incluso por la fuerza. Nunca puede perdurar un sistema que, en pleno siglo XXI, produce rubor solo pensarlo. En Venezuela, por mucho que Maduro enfatice y pretenda permanecer en el sillón, el pueblo está en otra órbita bien distinta a la que pretende perpetuarse y continuar el régimen chavista.
Es incomprensible lo que allí está ocurriendo, y prueba de ello es la emigración de tantos venezolanos que salen con lo puesto camino de otros países: Colombia y Argentina son dos de los destinos más corrientes. He podido constatar estas navidades en Argentina como se está llenando de emigrantes venezolanos que mendiguen las cosas más necesarias. Y aquí en Lisboa donde vivo, nos encontramos con cientos de venezolanos que viven de las ayudas que se les dan.
Porque se engaña Maduro y pretende engañar al pueblo y a los demás países. Parece que está ciego para ignorar el hambre que sufre el pueblo, la precariedad en la sanidad, el cierre y nacionalización de empresas familiares y que nunca más las abre. Cerradas miles de empresas ¿para qué? Los millones de venezolanos que han huido claman al cielo, los niños con falta de alimentos imprescindibles mueren por las calles desnutridos.
Y lo más grave todavía es que se niegue a recibir ayuda humanitaria para esos ciudadanos que se mueren por falta de ayuda. Se cuentan por miles los muertos y rebosan las cárceles con miles de presos simplemente por discrepar del tirano dictador. Algunos, como el alcalde Lezama de Caracas, han tenido que huir a Madrid y otros muchos tienen arresto domiciliario. ¿A dónde quiere llegar este señor? La dictadura chavista en los estertores finales muere por falta del oxigeno que le llegaba de países que ahora le han dado la espalda ante la caótica situación, calificando Maduro la ayuda humanitaria de “show” de la oposición.
Y lo gravísimo es que es de los pocos países que podrían subsistir sin ayudas exteriores y que siempre ha sido un oasis económico hasta ahora. Muy cierto que Chaves llegó al poder para dar fin a la corrupción reinante desde tiempo atrás. Cierto. Pero esto no justifica de modo alguno la situación ahora creada. Recordemos aquellos tiempos gloriosos en los que Venezuela acogía a emigrantes llegados de todas partes y sobre todo de Europa porque allí había trabajo y comida. Hoy ni una cosa ni la otra. Pero produce perplejidad la ceguera de Nicolás Maduro que se niega a ver la realidad e incluso se manifiesta cerrado a la entrada de ayudas de primera necesidad. Dijo, con toda su prepotencia, que Venezuela tenía de todo y que por eso lo que le mandaban eran “limosnas” innecesarias. ¡El colmo!
El petróleo sin duda alguna mueve el mundo y Venezuela lo tiene y acaso también este condicionante influye. Tengo claro que en ese río revuelto más de uno va a tener la ganancia del petróleo. ¿Solo esto ha movido a los países para respaldar al presidente en funciones? Es difícil creerlo. ¿Qué le ha prometido el aún presidente a los pocos países que le apoyan y tratan de salvarlo del agua al cuello? Pero aun cuando lo anterior tenga visos de certeza y que se vayan a beneficiar unos cuantos países, la realidad es que el refrán latino es certero: “Primum vivere et deinde philosofare”. Habrá que ayudar a vivir dignamente a un pueblo con recursos hoy por hoy infrautilizados. Esta es la realidad a la que Maduro debe abrir los ojos.

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