CELTA 1-1 ATLÉTICO

El Celta se agarra a Primera División

Los jugadores del Celta celebran el gol de Beltrán en una gran jugada que significó el empate.
photo_camera Los jugadores del Celta celebran el gol de Beltrán en una gran jugada que significó el empate.
El Celta empata ante el Atlético (1-1) en Balaídos  en un partido que empezó mal,  mejoró y acabó con la preocupante lesión de Rubén.

Se cumplió, una vez más, la norma celeste de jugar mejor contra los rivales más complicados y el Celta sumó ayer un punto en la visita de un Atlético que venía lanzado. Y lo hizo, además, tras regalar un gol a los 54 segundos. El punto, y el juego, dan algo más de tranquilidad por la salvación. Al menos, el Mallorca quedaría a siete o, en el peor de los casos, a cuatro puntos. Podía ser peor.

En una semana que anunciaba temblores, el Celta comenzó frágil. De hecho, se rompió. Sin siquiera dejar tiempo de vislumbrar temores. Un balón juguetón entre cabezas cerca del centro del campo lo controló mal Aspas. Y el Atlético ejecutó uno de sus resortes mientras el Celta miraba. Subida de Arias por la derecha, primer pase a Correa ya dentro del área y segundo desde allí, con toque desafortunado en Beltrán incluido, hasta encontrar a Morata y su toque liberado para marcar. Con una defensa de tres centrales, excesivas facilidades para la circulación de balón en zona tan sensible. Apenas 54 segundos que pusieron a los colchoneros en ventaja, con todo lo que eso significa.

De entrada, la apuesta por el tercer central del técnico celeste, Óscar García Junyent, pese a la baja de Néstor Araujo invitaba a pensar en mayor seguridad para un equipo que venía de una derrota y un empate en sendos partidos grises, por ser eufemístico. Pero la intención se desvaneció antes de un minuto.

El Atlético es maestro en jugar con el marcador. Para los equipos de Simeone, nunca es un factor circunstancial, sino principal. Y sabe jugar con él. De ahí que renunciase a la posesión y se dispusiese en campo propio en un quehacer que domina como pocos. Otros se sienten incómodos dejando hacer al rival y esperando. No los rojiblancos, que tienen un máster en tal tarea. 

El Celta empezó a tener el balón y, aunque echó de menos a Rafinha –ayer en el banquillo de inicio, por la gestión del cansancio–, poco a poco fue olvidándose del marcador y circulando con más criterio. Obviamente, lo complicado en tal momento fue tener profundidad. Por deméritos propios y por méritos ajenos. Los tres centrales locales, pisando la línea del centro del campo, se animaron cada vez más a encontrar a sus compañeros pero la verticalidad sólo apareció por la banda derecha, donde se reencontraban los canteranos Hugo Mallo –de nuevo titular–y Iago Aspas. No dio para crear auténtico peligro, más allá de un par de intentos desde el borde del área de Brais Méndez. El mosense tenía que suplir a Rafinha y le puso más empeño que acierto. Sus disparos se fueron desviados.
Mientras, el Atlético esperaba la contra matadora, con las piernas de Llorente y la calidad de Correa. No cazó ninguna redonda, por lo que el marcador no se movió antes del descanso. El uno controlaba el balón; el otro, el marcador. El partido estaba en ese filo.
La situación varió enseguida. No fueron 54 segundos, pero sí tres minutos los que tardó el Celta en ver portería. Brais se escoró a la derecha y esperó a que la jugada ofreciese la posibilidad de recibir. Avanzó ligeramente y puso un centro a pierna cambiada que Beltrán convirtió en una vaselina perfecta hacia el segundo palo, lejos del muy grande Oblak. Un golpeo afortunado que dejaba al Atlético sin el argumento del marcador.

El mejor momento del partido
Fueron minutos de un buen Celta. No sufría sin balón y asustaba con él. Con Mallo mandando en la banda derecha. Brais lo intentó en un balón envenenado para el que encontró antídoto Oblak. Y ya con Rafinha y Mina en el campo, una gran acción combinativa acabó con un buen derechazo del vigués que detuvo el meta colchonero.
Reaccionó Simeone con Herrera, Vitolo y Manu Sánchez. El Atlético comenzó a circular el balón, que también sabe hacerlo. Lo bueno es que el Celta se supo defender, incluso después del disgusto de la lesión de Rubén, que provocó el debut esta temporada de Iván Villar. El cangués respondió bien a la prueba que le puso Lemar en una recta final de partido en la que el equipo vigués sólo pudo defenderse. Valió para un empate.

Celta:
Rubén Blanco (Iván Villar, min.80); Hugo Mallo, Joseph Aidoo, Jeison Murillo, Jorge Sáenz, Lucas Olaza; Brais Méndez (Rafinha Alcántara, min.59), Okay Yokuslu, Fran Beltrán; Iago Aspas (Filip Bradaric, min.90) y Fiodor Smolov (Santi Mina, min.59).
Atlético de Madrid:
Oblak; Arias, Giménez, Savic, Lodi (Manu Sánchez, min.68); Thomas (Héctor Herrera, min.68), Koke, Marcos Llorente (Vitolo, min.68), Saúl; Correa (Lemar, min.73) y Morata (Saponjic, min.88).
Goles:
0 - 1, min.1: Morata; 1 - 1, min.49, Fran Beltrán.
Árbitro:
Sánchez Martínez (C.Murciano). Amonestó con tarjeta amarilla a Brais Méndez (min.22), Nolito (min.30), Jorge Sáenz (min.48) y Murillo (min.51) en el Celta; y a Lodi (min.24), Giménez (min.79) y Héctor Herrera (min.94) en el Atlético de Madrid. Además, también amonestó a Roger García (min.36) segundo entrenador del Celta.
Incidencias:
Balaídos. Puerta cerrada.

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