Opinión

Cataluña no es Israel

En otro intento para obtener algún reconocimiento internacional, el expresidente catalán huido de la justicia, Carles Puigdemont, dijo en una importante televisión israelí que “en Cataluña hemos visto a Israel con un proyecto nacional y cultural muy parecido al nuestro porque también es nación perseguida”.
 Como Cataluña, Israel “ha tenido que proteger su lengua, ha tenido que luchar contra grandes imperios que han intentado neutralizarla, y que tiene que luchar muy duramente para hacerse un espacio en el mundo, para hacerse respetar”.
 Una falsa, aunque hábil comparación: a través de las vehementes campañas proisraelíes de su propagandista Pilar Rahola los separatistas han logrado la simpatía de numerosos judíos latinoamericanos e israelíes.
 Sentimiento no compartido por la mayoría de los judíos españoles, que su Federación de Comunidades estima en 40.000-50.000 personas.
 Porque además de defender la unidad del Estado, la estructura nacional y la democracia, rechazan el secesionismo catalán por estar vinculado a los partidos antisemitas ERC y CUP, que tratan de imponer el movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) contra Israel.
 Un ejemplo de ese boicot fue el del partido entre las selecciones de waterpolo femenino de España e Israel cancelado en Molins de Rei (Barcelona) en noviembre de 2018.
 Ángel Mas, portavoz de ACOM, (Acción y Comunicación sobre Oriente Medio), influyente órgano de judíos y otros españoles, acaba de ratificarle al digital catalán Crónica Global que los judíos que viven en España “creemos en la convivencia a través de nuestros valores constitucionales”.
 Pero ACOM también alertó el pasado septiembre de que si España reconocía el Estado Palestino, como le prometió Pedro Sánchez a Pablo Manuel Iglesias, un Israel golpeado así sería libre para reconocer a Cataluña como Estado independiente: represalia típica en geopolítica, aunque desmentida por el gobierno israelí.

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