Opinión

Bozal para bocazas

Si la “ineptocracia” es el sistema de gobierno en que los menos preparados para gobernar son elegidos por los menos preparados para producir, el sumun de la estupidez radica en que los menos indicados para opinar se dediquen a sentar cátedra y a cagar sentencias. “Stultorum infinitus est numerus” (el número de idiotas es infinito). Algunos lo son ad líbitum, improvisan, vociferan disparates, como esos entendidos que ven los toros detrás de la barrera.     

Si los imbéciles volaran no se podría ver el sol; tampoco la Costa de la Luz, la Costa Cálida, la Costa Blanca, la Costa Dorada, la Costa de Azahar, Costa Brava, la Costa Verde, la Costa de la Muerte ni las Rías Baixas… Sí, si los imbéciles volaran el horizonte se volvería espeso y el paisaje hostil. Nadie nos vendría a visitar.

Cada español recibe al año la visita de dos forasteros: ochenta y cuatro millones el pasado año. Aquí duermen, aquí comen, aquí beben, aquí compran regalos, aquí visitan museos, aquí alquilan coches, aquí echan gasolina, aquí usan las autopistas. Aquí pagan el IVA.  Si el Ministro de Consumo, Alberto Garzón, magister en boutade, tuviese algo de vergüenza (si supiera al menos lo que dice), no atentaría contra la Industria del Turismo, que da trabajo a dos millones de personas en nuestro país y supone el 13% del PIB: “Ciento treinta mil millones de euros”: demasiado para quien no ha generado un puto euro en su inútil vida. Causa estupor este estulto: “El turismo español es precario, estacional y con bajo valor añadido”. Mira quién lo va a decir, el licenciado Vidriera, el  menda que no tiene valor añadido ninguno y que, si algo pinta, es la vigésima una mona en el Consejo de cenutrios.

“El Licenciado Libruno/ dicen que por varios modos/hizo un Libro para todos/ no siendo para ninguno”.  Este baturrillo y badulaque mezcla berzas con gazpachos, que diría Francisco de Quevedo, y se pasa por el forro de su incompetencia el modus vivendi de millones de gerentes de hotel, recepcionistas, cocineros, vigilantes, kellys, entrenadores, animadoras, masajistas, autobuseros; por no dejar en tierra a los miles de pilotos, azafatas, controladores aéreos, personal de aeropuertos, taxistas, etcétera, etcétera, etcétera. La Industria del Turismo es a España, lo que a Alemania la del automóvil.

Presidente Sánchez, hágame caso, si no quiere que le terminen amargando los vuelos en el Falcon, ponga algo de orden en ese corral de iluminados que asientan sus sonoras posaderas en la Moncloa; en el pecado va la penitencia; usted fue quien metió en el gallinero a las zorras. Si no puede, porque lo tienen cogido por los huevos, en vez de mascarillas reparta bozales. Es la única manera de refrenar un poco a esos veintiún bocazas. Menos uno, el astronauta, el pobre ni respira ni olfatea.

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