El patrón de la Escuela de Ingeniería Industrial de la Universidad de Vigo celebró por la mañana su día grande con la entrega de premios a alumnos, profesores, investigadores y personal de administración y servicios
La Escuela de Ingeniería Industrial celebró el día grande de San Pepe, tras tres días de festejos, y por primera vez en años espantó al botellón multitudinario que se formaba espontáneamente en la plaza Miralles. Las medidas de seguridad aplicadas por la propia Universidad hicieron que los jóvenes decidieran trasladar la fiesta al parque forestal de Beade. A Miralles acudieron Policía Local y Guardia Civil, se movilizó al personal de Seguridad del campus y se procedió a realizar una limpieza de edificios y labores de jardinería que al final disuadieron a los que pretendían acceder a este recinto. Fue también el año en el que la delegación de alumnos decidió organizar un programa de actos alternativos, con música, filloada y torneos, en la propia Escuela para recuperar la esencia de su patrón. Explicaron que no están en contra del botellón pero sí de que sea un evento sin control ni medidas de seguridad (desde un seguro hasta la presencia de Protección Civil) por lo que pueda pasar. “Hace muchos años llegaron a venir Los Resentidos, era una fiesta muy grande y sigue teniendo gancho, como San Teleco. Quizá para el año podamos organizar nosotros la fiesta pero que sea segura, con punto lila y en el entorno de la Escuela”. Ese esfuerzo realizado por los alumnos fue aplaudido por el director de Industriales, Juan Pardo, en el discurso del acto oficial que se celebró en la sede de Torrecedeira y que acogió también la entrega de premios al esfuerzo y la excelencia.
El acto comenzó con una conferencia de Santiago Domínguez, ex alumno de la UVigo y responsable de Producción Hidráulica de Endesa España. Le siguieron los premios a los profesores mejor valorados por los alumnos: Ignacio Bajo, Joaquín Collazo, José Ramón Fernández, Eugenio Fuentes y José A. Pérez. Preguntado por las claves del éxito, Joaquín Collazo opinó que se trata de detectar las necesidades de los alumnos y satisfacerlas, y la coherencia por ejemplo con exámenes acordes con el nivel que se imparte en clase. Reconocieron también la actividad investigadora y de transferencia de los grupos con potencial de crecimiento y los grupos de referencia competitiva, así como a los nuevos investigadores Natalia Cid y Ana Ogando. Los ingenieros rindieron homenaje a los docentes que cumplen 30 años de antigüedad como Ricardo Vidal, Elena González , José A. Comesaña y Alberto Castejón, así como al personal de administración y servicios más antiguo, Ana Belén García, Paz Iglesias y David Monroy. La profesora Elena González dijo que era un privilegio pertenecer a la Escuela de Ingeniería y a “este noble trabajo” y deseó lo mejor a los alumnos en su vida profesional y personal.
Por último, entregaron el premio al ganador del torneo de ajedrez de San Pepe, José Ramón González, y al alumnoq ue diseñó el mejor boceto para el nuevo emblema de la Escuela (una figura de Lissajous en la que están representados los siete grados que se imparten), Roberto Lopardo.
El director, Juan Pardo, dijo que la Escuela afronta con valentía y optimismo todos los retos para estar a la vanguardia. Destacó logros en los que también participaron sus antecesores como el hecho de ser de los pocos de España con el sello internacional Abet para el Máster de Ingeniería Industrial. Contó que el nuevo grado de Ingeniería Biomédica está funcionando bien, que parte del segundo curso se cursará en el Cunqueiro (en aulas y en servicios del hospital) y que el próximo curso empiezan también los dos dobles grados previstos: Ingeniería Biomédica con Ingeniería Electrónica Industrial y Automática y el de Ingeniería Biomédica con Ingeniería Mecánica, dos perfiles muy demandados.
