Opinión

Bankia-CaixaBank: Peligro, según para quien

Los mercados han recibido con euforia la fusión anunciada entre CaixaBank y Bankia. Eso quiere decir que la expectativa del generación de beneficios futuros de lo que salga de ambas entidades es favorable y optimista. De hecho, en lo que llevamos del mes de septiembre sus valores de cotización en bolsa han crecido nada menos que un 13 y un 39% respectivamente. Resulta lógico pensar que una fusión de estas características, de la que resultaría una entidad mastodóntica, la que más oficinas ý empleados tendría de España, debería necesariamente de contribuir a resolver con mayor celeridad este sobrecoste de estructura y el necesario tránsito hacia la banca digital del sector, cuestión que debiera ser motivo de atracción y confianza entre los inversores.

No tan optimista ha resultado la noticia para la ministra de Igualdad del Gobierno de España, Irene Montero, quien ha manifestado que la fusión le resulta “preocupante” y alerta sobre los riesgos que pueda suponer la concentración bancaria. Quizá se olvide de que la mayor concentración se produce cuando la banca se convierte en una banca pública. Pero sí, he de reconocer que a mí tampoco me gusta la concentración del capital; en ningún sector. O mejor dicho, sobre todo, en aquellos sectores tan poco liberalizados como el de la banca. Si hablamos de concentración y abuso de poder, la entrada de nuevos operadores, con propuestas de valor más atractivas para clientes y consumidores, acabarían por disolver las posiciones de abuso oligopolístico. Pero no es el caso, ya que la banca es uno de los sectores más intervenidos y regulados que existen, con escasas oportunidades de entrada que pongan coto a esas situaciones de abuso de mercado. El sector de la banca no solo era uno de los sectores más intervenidos, si no de los más oligopilizados y, esta fusión, no hará más que limitar la competencia y potenciar el oligopolio, engendrando la mayor entidad financiera de España por volumen de activos. Un monstro con mucha más capacidad de presionar a la administración y al sector público que son los que, precisamente, deben de autorizar la entrada de nuevos operadores en el sector.

Pero me temo que la preocupación de la podemita Montero y sus secuaces por la fusión nada tenga que ver por la aversión que algunos tenemos a la formación de monopolios, mercados intervenidos y abusos de poder. Más bien al contrario, mi sospecha es que su verdadera “preocupación” venga por que vean desvanecerse el sueño que su formación siempre ha manifestado tener: la creación de una banca pública. Recordemos que el Estado, vía rescate de 24.000 euros que inyectó en su momento, controlaba el 60% de Bankia, es decir, tenía todo el potencial para su control y manejo. Afortunadamente, la fusión da al traste con sus expectativas de continuar con el proyecto de un banco politizado, que financie operaciones sectarias y que si pierde dinero, sea el Estado quien responda por él.

Te puede interesar