Opinión

Banderas y complejos

No se envolvió en la bandera, porque nadie lo hace con tanta maestría como los nacionalistas, pero por primera vez un dirigente socialista se presentó defendiendo, sin complejos, los colores de la enseña nacional. Pedro Sánchez, rompiendo moldes se presentó ante los suyos con un escenario absolutamente excepcional: con una enorme bandera de España que llamó la atención dada la tradición republicana del partido del puño y la rosa. Fue una puesta en escena muy cuidada y con una intrahistoria cargada de simbolismo. Se trataba de ofrecer una imagen de moderación, de identificación con los símbolos nacionales, de reivindicar que en estos "nuevos tiempos" los socialistas ya ni se plantean, como antaño, el concepto de nación y desde luego ya no es algo "discutido y discutible" como en la etapa de Zapatero. A los asistentes les sorprendió pero no les molestó, en absoluto, por mucho que ahora se esté propagando lo contrario. Al terminar el acto tuve ocasión de hablar con varios "barones" de los viejos y de los nuevos y, salvo alguna excepción, por un motivo o por otro, la mayoría vio la "puesta de largo" del candidato a la Presidencia como una forma de espantar el miedo. Esa bandera enorme, gigante, era un contundente declaración para quienes, tras los pactos electorales, temen la configuración de un frente popular y una deriva peligrosa hacia la izquierda radical. La bandera se convirtió en una auténtica declaración de intenciones una forma de decir algo así como ¡atención que aquí estamos nosotros, con nuestro sentido institucional de partido de Estado y aunque nos acerquemos a Podemos,- por pura estrategia política- no nos meteremos en la cama con ellos y nuestras líneas rojas son evidentes".
En el escenario del Teatro Circo Price -donde se escenificó la presentación oficial del candidato del PSOE- se reivindicó el pasado, para mirar al presente y afrontar el futuro. Alfonso Guerra, con aspecto serio, pero afectuoso, no perdió ripio y, con una media sonrisa, asentía al oír a su nuevo Secretario General recuperar su imagen de partido nacional con vocación de Gobierno, que defiende con orgullo el papel determinante que jugaron los socialistas en la Transición y la defensa sin ambages de los valores constitucionales. Precisamente eso la Constitución, fue el punto en el que confluyeron Pedro Sánchez y Susana Díaz quien en conversaciones informales minimizó el tema de los símbolos poniendo en valor lo que de unidad ha supuesto la Carta Magna.
Sea como fuere en el día "D", al menos públicamente, nadie le hizo un "ruidito" al candidato a la Moncloa a pesar de que se rompieron casi todos los "protocolos" de citas similares. Al término del acto sólo estuvo acompañado en el escenario de su mujer, con quien tuvo muchos gestos de complicidad muy al estilo Obama, cuando lo habitual hasta ahora era ver a los pesos pesados del partido saludar al respetable.
Pedro Sánchez puso en valor la idea de ser un hombre, como cualquier otro de su generación, suficientemente preparado, padre y esposo, cercano a los ciudadanos, con un alto sentido de Estado que entiende la política como un servicio público y sobre todo quiso poner en valor la centralidad de su proyecto. Todos sus mensajes fueron encaminados en esa dirección, consciente, como es, de que los pactos con Podemos le han dado a su partido poder territorial pero le ha situado al lado de una izquierda radical que el centro sociológico rechaza. Hizo un discurso limpio, socialdemócrata de libro, sin aristas, sabiendo como sabe que desde que hace una año empezara su camino hacia la candidatura, no ha tenido un respiro y día tras día algunos de los suyos, le han intentado segar la hierba bajo los pies. Entiende perfectamente el significado exacto del "al suelo que vienen los nuestros " y ahora que ha recibido la bendición "condicional" de las elites de su partido, le queda lo verdaderamente difícil: recibir el beneplácito de las urnas porque si no, sabe perfectamente, que será efímero. Algunos, desde dentro, no han enterrado el hacha de guerra por lo que no deberia confiarse....

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