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El avión de combate europeo, objetivo del sector aeronáutico

La renovada junta directiva del Consorcio Aeronáutico Gallego, ayer en la sede de Asime en Vigo.
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El Consorcio Aeronáutico Gallego renovó su directiva, con Enrique Mallón de nuevo al frente
 El Consorcio Aeronáutico Gallego (CAG) fija como estratégico para su futuro poder participar en el proyecto del avión de combate europeo de nueva generación “New Fighter”. Así lo estableció ayer la renovada junta directiva del clúster en Vigo durante la asamblea general en la que el secretario general de Asime, Enrique Mallón, fue reelegido como presidente. El propio Mallón explicó que ejercerán como vicepresidentes representantes de Delta Vigo, Utingal, Coasa y la Universidad de A Coruña, mientras que se sumarán dos nuevos vocales, uno de ellos por la Universidad de Vigo y el otro por Gallega Mecánica. 
Además, tras la reunión de la nueva junta directiva del CAG se detalló que el objetivo es cerrar 2019 con un incremento del 3 por ciento de la facturación con respecto a los 130 millones de euros del pasado ejercicio. Sobre el futuro inmediato del sector, Mallón recalcó la importancia que supondría para la aeronáutica gallega una participación en el proyecto del avión de combate europeo y aseguró que ya se están estableciendo contactos con las empresas coordinadoras del mismo en cada uno de los países impulsores: Airbus en Alemania, Dassault en Francia e Indra en España, para intentar que la participación gallega en este “programa estrella” tenga una presencia “relevante”. Mallón recordó que la competencia “va a ser feroz” y que hay comunidades autónomas como Andalucía, País Vasco y Madrid que “nos llevan la delantera” en actividad aeronáutica, si bien Galicia “cada vez tiene más presencia y músculo”, como ilustran los 1.250 trabajadores directos en el sector.
El presidente del CAG reconoció la “fuerte presencia” las empresas de utillaje y de metalmecánica en el consorcio, aunque cada vez hay más miembros que trabajan en el ámbito de los sistemas y de las comunicaciones. Mallón valoró también que el aeródromo de Rozas “fortalece la imagen exterior”de la industria gallega y que aún quedan unas 30 empresas que podrían participar de una forma “relevante” en el sector aeronáutico, de actividades como la metalmecánica, comunicaciones y sistemas,que “invita a participar en el Consorcio”. 

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