Opinión

Analfabetismo financiero

En la fecha en la que, a iniciativa de varias instituciones, se celebra el Día de la Educación Financiera, la ministra de Economía y Empresa en funciones, Nadia Calviño, ha dicho algo con mucho sentido. “Existe una asimetría de información que obliga a que, entre todos, nos aseguremos de que los ciudadanos estén bien protegidos”, “la primera línea de defensa tiene que ser una buena formación y una buena educación (financiera)”. Se refería la ministra a la trascendencia que, desde jóvenes, ha de tener la educación financiera en la formación del ciudadano, siempre en desventaja sobre los operadores financieros, vehículos de inversión, seguros y comercio electrónico, entre otros. 
Y no le faltaba razón, las cosas como son. Lo que si falta ahora que este tipo de manifestaciones que suelen pronunciarse con tanta determinación los “Días de …”, tengan luego una materialización concreta en la vida del ciudadano, en lugar de quedarse en agua de borrajas.  
Estos de la agencia Estándar & Poor´s andan preguntando por ahí para evaluar los conocimientos básicos que en materia financiera tienen los “spanish people”. Han concluido que sólo el 49% de los españoles los poseen, porque han respondido acertadamente a tres de estas cuatro preguntas: “¿es más seguro concentrar todo nuestro ahorro en una sola inversión o diversificarlo en varias?”; “si mañana se duplicara mi salario pero también el precio de todo aquello que compro, ¿vería aumentado mi poder adquisitivo?”; “ si pedimos prestados 100 euros, ¿qué nos resulta más costoso: devolver 105 o 100 más un 3%?”; “si tenemos un depósito de 100 euros y el banco nos añade cada año el 10% de nuestro saldo en intereses, ¿tendremos más de 150 euros al cabo de cinco años?”
No parece que sean cuestiones muy complejas, pero el hecho es que no sabemos responderlas acertadamente en un 51%. Y me parece poco. Ante esta realidad, hay dos caminos. O bien seguir las intenciones del burócrata paternalista que abomina de que el ahorro esté en manos privadas e intentan proteger a los españoles de su propia ignorancia para derivarlos hacia productos financieros estatales (véase deuda, bonos o sistema público de pensiones), o bien, dejar de marginar del currículo formativo las materias relacionadas con la educación financiera, para que cada individuo sea capaz de amueblar financieramente su cabeza y pueda tomar con mayor libertad sus propias decisiones a la hora de orientar sus ahorros, a la vez que despertar su espíritu crítico con aquellos que pretenden estatalizarlos.
El Partido Popular acierta en su aspiración a incluir este tipo de estudios en el currículo formativo escolar, ya que defiende, responsabiliza, auxilia y dota de mayor autonomía a quien la posee, especialmente, en el perímetro de población más pobre, en la que esta formación no se haya podido trasmitir de la misma forma que en familias más ricas.

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