VAL MIÑOR

50 voluntarios plantan cara al fuego en Gondomar

Un grupo de voluntarios patrulla por uno de los montes de la villa condal a principios de verano.
photo_camera Un grupo de voluntarios patrulla por uno de los montes de la villa condal a principios de verano.
Antonio Araújo creó una patrulla medioambiental en 2017, que ahora recupera tras proponérselo, sin éxito, al Concello. 
nnn Más de medio centenar de chalecos amarillos patrullan los montes de Gondomar con el fin de disuadir a aquellos que traten de provocar fuegos en zonas forestales. La prenda reflectante es su sello de identidad y aunque a priori se podría pensar que se trata de un grupo organizado la realidad es bien diferente. 
La iniciativa responde al reto viral lanzado a través de las redes sociales por el portavoz de Manifesto Miñor, Antonio Araújo Quintas, que hizo un llamamiento a la unión después de que el Concello desoyese sus peticiones para mantener a las patrullas medioambientales de una manera coordinada, y que él mismo creó en 2017 cuando ostentaba el cargo de edil de Medioambiente durante el mandato que comenzó con el tripartito formado por Gondomar Concello Aberto, Manifesto Miñor y PSOE. "El problema está en que el actual alcalde desmonta todo lo que no es de su autoría y por ello no siguió con la iniciativa, así que tomé la decisión de proponer su reactivación de manera independiente", explica.
En el momento de su primera puesta en marcha, tras los incendios de octubre de 2017, la agrupación contaba con 120 personas adheridas, frente a las 55 de hoy en día, que de manera organizada patrullaron los montes durante 2018 con la misión de avisar a la autoridades de cualquier actividad sospechosa que observasen durante sus rutas. Hoy, a punto de cumplirse el tercer aniversario de los incendios que azotaron la comarca, tan solo quedan los chalecos rotulados  con 'Voluntariado Medioambiental Concello de Gondomar' y las ganas de muchos vecinos para frenar los incendios forestales. Pese a que no tienen nada que ver con la Administración, Araújo adelantó que seguirán utilizando las prendas 'hasta que nos las quiten' al considerar que se trata de un buen elemento disuasorio. "Con ellas nos aseguramos de que nos ven al pasar ya que coger a un pirómano infraganti es muy complicado", añade. 
La iniciativa es por tanto un fenómeno espontáneo aunque con una base fundada y sus integrantes carecen de rutas a seguir traspasando, algunas veces, las fronteras de la villa condal. "A veces salen en parejas y otras de seis en seis, lo importante es que los vecinos tienen ganas de ayudar", asevera.  Tan sólo tienen una directriz que es la de no enfrentarse a los sospechosos en caso de toparse de cara con ellos. Ya sea a través de fotografías, mensajes o llamadas los integrantes deberán de poner la situación en conocimiento de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad para que sean ellos quienes actúen.  n

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