Cartas al director

¿Qué nos falta ya?

 Nos demos cuenta o no, las actuaciones de nuestro “dictadorzuelo” fray Mentiras, se asemejan cada día más a la de los mandatarios Daniel Ortega, Nicolás Maduro, Kim Jomg-un, Putin y otros de ese estilo. Ya lo han afirmado alguna persona muy cercana a él, que es un individuo muy peligroso; la labor que realiza nos confirma este calificativo. Su continua colonización de las instituciones, para ejercer el poder en ellas, colocando como dirigentes de las mismas a amiguetes o personas concordantes con su ideología. Ya son 25 las entidades públicas controladas por el gobierno, entre las que destacan el CIS, la Justicia, Indra, los Medios de Comunicación, los Sindicatos, Correos y otros que no voy a detallar. Pregunto a los más crédulos de este Gobierno, ¿no debían limitarse a ejercer el poder ejecutivo? Los demás poderes del Estado no tenían ni que tocarlos ni siquiera opinar sobre ellos; eso ocurre solamente en los gobiernos totalitarios. Sin embargo aquí hemos visto a componentes del Gobierno criticar a la Justicia en multitud de ocasiones, así como insultar a buenos Empresarios, como Juan Roig, Amancio Ortega, que generan muchos puestos de trabajo y cuantiosos impuestos, o a los medios de comunicación que no son afines a ellos.
Pero ahora ha sido de campeonato el talante del Gobierno con Ferrovial; su actitud ha sido como una pataleta infantil lo que han protagonizado al observar que una gran empresa toma decisiones por sí sola, sin contar con la venia de “D. Pedro el mentiroso”, para ejercer su labor. La Junta de Accionistas, los dueños de esa gran empresa, han decidido trasladar su sede social a Países Bajos, por razones estratégicas y porque les da la gana; yo añadiría que también por seguridad jurídica. Y esto después de los esfuerzos del Gobierno por intentar convencer a sus dueños de que se queden aquí y amenazarles si se marchan. Claro que esta postura del Gobierno es la que impide y frena la inversión extranjera en España. Apañados estamos con estos aprendices y malévolos gobernantes, incapaces de reconocer sus múltiples errores e intimidando a quienes les delaten de los mismos.