Cartas al director

Las desgracias no vienen solas

No es la primera vez, y espero que no sea la última, que censuro, a veces con mucha acritud, el comportamiento del ominoso gobierno que sufrimos, presidido por un liante personaje, ya famoso por sus interminables mentiras, que ha tomado su cargo como el niño de la Paca el coche de bomberos que le regaló su abuelita. A la desgracia de soportarle a él, se sumó la de abrazarse a ese otro sujeto que no nos iba a dejar dormir a los españoles, ya que la única pasión que tenía era y es acabar con España y los españoles, algo que no le importa ya a Pedro el falso. Vemos con bastante claridad que el vice antisueño obra según decía el periodista Louis Dumur “La política es el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a ellos”. No disimula en absoluto sus aires totalitarios, que llegan a apreciar hasta los borregos.
Y digo que no vienen solas las desgracias ya que a esta de por sí muy grave, nos vino otra no menos espinosa, el coronavirus, que nos llegó con el gobierno más incompetente que se conoce en el mundo occidental y democrático, además de aderezado con un abundante toque de perversidad. Con estos ingredientes hemos obtenido unos maravillosos resultados, el de situarnos a la cabeza de la ineficacia contra la pandemia y conseguir el mayor número de fallecidos por habitante de todo el mundo. Ahora deciden unas medidas inconcretas, improvisadas y nefastas, por fases, para poder descargar sobre los ciudadanos, además de sobre la oposición, su incompetencia si no dan los resultados apetecidos.