Quiero agradecer a la 2 de TVE por tantos años de documentales. Son un oasis casi exclusivo de sabiduría, en un desierto de cadenas televisivas miopes a la cultura.
Nuestra sociedad es un reflejo de lo que aprende a través de esta ventana. A su vez la televisión es un producto de lo que los televidentes quieren ver, los niveles de audiencia mandan y eso lo comprendo. Igual que la masa embrutecida de la época romana hoy se requiere pan y circo, y la televisión es ese circo, y lo que se consigue sin duda es un círculo vicioso en el que se embrutece a la masa (quizás sea lo que quieren los poderosos que mueven gobiernos), requieren pasmados fáciles de embaucar. Seguramente media España se sabe el nombre de algún “chiquilicuatre”, que lo único que ha hecho en la vida es acostarse con la hija de algún famosillo. Sin embargo quien se va a acordar de un científico español que ha descubierto algo importante contra el cáncer. Es un milagro que aparezca unos segundos en el telediario de turno. En cierta forma es normal, pues incluso el Gobierno ningunea también a esos mismos científicos haciéndoles perder subvenciones venidas de Europa (esto no es broma, ya ha pasado).
Lo que no acierto a entender es que estas televisiones también ninguneen la cultura auténtica y entretenida sustituyéndola por subproductos. Hoy es difícil ver a un cantante de la categoría de Serrat actuando, en cambio nos ponen sus canciones a todas horas en bocas de cantantes de karaoke.
Yo me quedo con la 2, y aunque siempre ha sido un chiste clásico ese de menospreciarla por poner precisamente documentales, yo que también se hacer chistes con mala leche diría: “No hacen falta tantas cadenas para atar paletos”.
Nuestra sociedad es un reflejo de lo que aprende a través de esta ventana. A su vez la televisión es un producto de lo que los televidentes quieren ver, los niveles de audiencia mandan y eso lo comprendo. Igual que la masa embrutecida de la época romana hoy se requiere pan y circo, y la televisión es ese circo, y lo que se consigue sin duda es un círculo vicioso en el que se embrutece a la masa (quizás sea lo que quieren los poderosos que mueven gobiernos), requieren pasmados fáciles de embaucar. Seguramente media España se sabe el nombre de algún “chiquilicuatre”, que lo único que ha hecho en la vida es acostarse con la hija de algún famosillo. Sin embargo quien se va a acordar de un científico español que ha descubierto algo importante contra el cáncer. Es un milagro que aparezca unos segundos en el telediario de turno. En cierta forma es normal, pues incluso el Gobierno ningunea también a esos mismos científicos haciéndoles perder subvenciones venidas de Europa (esto no es broma, ya ha pasado).
Lo que no acierto a entender es que estas televisiones también ninguneen la cultura auténtica y entretenida sustituyéndola por subproductos. Hoy es difícil ver a un cantante de la categoría de Serrat actuando, en cambio nos ponen sus canciones a todas horas en bocas de cantantes de karaoke.
Yo me quedo con la 2, y aunque siempre ha sido un chiste clásico ese de menospreciarla por poner precisamente documentales, yo que también se hacer chistes con mala leche diría: “No hacen falta tantas cadenas para atar paletos”.
